De la redacción
Donald Trump, quien fue detenido, fichado y sujeto a juicio por 34 cargos relacionados con gastos de su campaña electoral -que perdió frente a Joe Biden- y posteriormente dejado en libertad, sostiene que Estados Unidos va directo al infierno. Consideró una farsa su juicio y repitió su cantaleta que difunde desde que fracasó en su intento reelección: que ganó ese proceso comicial por 17 puntos, pero le hicieron fraude sus adversarios.
La comparecencia de Trump ante autoridades penales obligó a poner en estado de alerta a 3 mil elenentos de seguridad, porque se temían disturbios de sus seguidores, pero las muestras de apoyo fueron mínimas. De cualquer manera, después dirigió un mensaje beligerante y acusó al gobierno de Biden de perseguirlo políticamente.
Narró que antes lo acusaron falsamente de tener vínculos con Rusia, con Ucrania, se metieron a su mansión ilegalmente y ahora lo sometieron a a juicio político. De paso acusó al gobierno demócrata de llevar al abismo a Estados Unidos, con una inflación imparable, y una política exterior que empujó a Rusia a aliarse con China, y sostuvo que ahora Estados Unidos es un país del tercer mundo, pero que él hará otra vez grande a América (se refiere a su país).
Aludió así a sus aspiraciones de ser candidato presidencial del Partido Republicano y ganar el cargo, apoyado por millones de seguidores quienes aún confían en él, porque son ultraderechistas, xenófobos, clasistas y racistas.
