A pesar del acuerdo de la ONU, a propuesta de México, de que no hubiera acaparamiento, ni especulación por la vacuna anticovid-19 y, sí acceso equitativos de todos los países, gobiernos de los más ricos presionan a sus farmacéuticas para que no exporten parte de su producción, lo cual afectará a los pueblos pobres.
Al mismo tiempo, las productoras del antídoto sostienen una despiadada guerra comercial por el mercado mundial actual y futuro, por lo que se descalifican unas a otra.
Por si fuera poco, está la geopolítica, con gobiernos que quieren impedir la presencia de China en el mundo, que le facilitará el abasto de su vacuna.
Los organismos internacionales y las naciones deben hacer un esfuerzo para que la pandemia sea atendida como asunto humanitario y de salud, sin que cuestiones políticas o comerciales afecten una vacunación global pronta y efectiva.