*En promedio pagan a 26 pesos el kilo a los productores: lo venden en 72.
De la redacción
El encarecimiento excesivo de limón en esta temporada, por la baja producción en las plantaciones de Michoacán, Colima y Veracruz se tradujo en elevadas ganancias para quienes intervienen en la cadena de comercialización, según informe de las autoridades estatales.
Las utilidades de los acaparadores, vendedores de mayoreo, medio mayoreo y detallistas son excesivas, aun en tomando como base el precio promedio del cítrico en su venta a los consumidores.
La Procuraduría Federal de Consumidor (PROFECO) dio a conocer que en los supermercados de las zonas residenciales habitadas por familias de altos ingresos el kilo del producto se comercializó hasta en cien pesos.
La combinación de una serie de factores adversos redujo drásticamente las cosechas de limón. En promedio bajaron 70 por ciento, por ello su escasa oferta y alta demanda elevó en forma exagerada los precios en las zonas urbanas, en perjuicio de las familias de bajos ingresos, que resultaron excluidas del consuno.
Los acaparadores de las cosechas de limón de buena calidad pagaron en promedio 24 pesos el kilo a los productores, y los eslabones de la cadena de comercialización lo elevaron hasta los 72 pesos, con lo cual obtuvieron una utilidad, también promedio, del 200 por ciento sobre su inversión y de 48 pesos por kilo, en términos absolutos, y ya no se diga en una caja o arpilla. Y sus ganancias son rápidas. A diferencia de los productores, quienes esperan meses para poder cosechar.
La PROFECO recomendó a las amas de casa comprar limón sin semilla, que se produce mucho en Veracruz y es más barato, pero los dueños de las recaudería señalan que ese limón es menos agrio y no les gusta a las familias, y prefieren el de Michoacán y Colima.
PIERDEN COSECHADORES(AS)
Mientras productores, acaparadores, mayoristas, medio mayoristas y detallistas ganan mucho, quienes pierden a lo grande son los cosechadores y cosechadoras, porque cobran por destajo; es decir, por arpilla de limón recolectada de los árboles.
Ahora que la producción es baja, deben dedicar hasta dos o tres veces más tiempo para completar una arpilla, y les pagan lo mismo que cuando era fácil llenarla, por estar cargados los árboles del producto.