*Guerra de acusaciones entre dirigentes opositores y estrategas de campaña.
De la redacción
Más de 2 meses y medio después de la jornada de votación y del desastre en las urnas de la coalición opositora y de su candidata presidencial, Xóchitl Gálvez, arreció al interior de los partidos derrotados la guerra de acusaciones entre los responsables de la campaña electoral y los representantes partidistas.
En especial, los dirigentes de los partidos PAN, Marko Cortés; y del extinguido PRD, Jesús Zambrano Grijalva, culpan del fracaso a Santiago Creel Miranda, coordinador general de la campaña; y a Max Cortázar, vicecoordinador. Felipe Calderón y exgobernadores panistas culpan a su dirigente de lo ocurrido, y lo mismo hacen exgobernadores del PRI. Quieren y no pueden deshacerse de Alejandro Moreno Cárdenas, su representante nacional, recién reelegido.
Cortázar, a su vez, responsabilizó a Cortés de no cumplir con las giras de búsqueda del voto y de terminar mal la relación con la abanderada presidencial, pues la maltrató verbalmente la noche del 2 de junio, por haberle llamado a Claudia Sheinbaum, reconocer su derrota y felicitar a la candidata morenista por su triunfo.
En este escenario, un grupo de exgobernadores panistas piden que su dirigente Marko Cortés deje de intentar heredar la dirigencia a uno de los suyos. Además de haber obtenido malos resultados electorales, y por hacer retroceder el porcentaje de sus sufragios del blanquiazul al año 1982.
También lo están acusando de que al pactar una alianza con el PRI, el partido blanquiazul, perdió su identidad inhibió los votos del priismo y del panismo en favor de la candidata presidencial, pues las militancias partidistas tienen presente que las siglas del aliado fueron a las que combatieron durante 85 años.
En las críticas severas destaca el exgobernador panista de Aguascalientes, Martín Orozco. Señala también los errores mencionados, y reprobó la decisión de Marko Cortés de apartarse el primer lugar en la lista de candidatos plurinominales a senadores, para garantizarse el escaño, pasara lo que pasara en las urnas.
El exmandatario hidrocálido fue el único que abordó un componente central en la cadena de errores de la campaña electoral de la coalición “Fuerza y corazón por México”, integrada por el PAN, PRI y PRD.
Y consideró una falla que, a su entender, determinó los malos resultados: “Dieron prioridad en la campaña a los ataques a un presidente de alta popularidad, por lo que pusieron en contra de la oposición a los votantes lópezobrasdoristas”, explicó.
Martín Orozco mostró su desacuerdo porque uno de los integrantes del grupo de Marko Cortés releve a éste en la dirigencia partidista, dado que se trata de la camarilla que hizo retroceder electoralmente al PAN en apoyo popular a los primeros años de la década de los ochenta del siglo pasado.
A destiempo, el que fue el último dirigente nacional y sepulturero del PRD, Jesús Zambrano Grijalva, denunció que Creel Miranda y Max Cortés jamás tomaron en cuenta a las dirigencias partidistas en las acciones de la campaña y los contenidos discursivos de la misma, aunque al perder registro su partido ya no habló del futuro de esa derrotada alianza.
