*Activista de otras facultades quisieron participar en la votación de Humanidades.
De la redacción
La Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) fue la primera en votar y decidir irse al paro, por un margen de cien votos de ventaja sobre el “no”.
Fuentes de primera mano de “El Espectador” narraron que las y los estudiantes de ese plantel impidieron el intento de paro que un día antes, alumnas y alumnos de otras facultades querían hacer, mediante una la votación a mano alzada.
Les hicieron ver que es no era correcto, y que el alumnado de la Facultad de Humanidades, con absoluta libertad, decidiría en dos días, el martes y miércoles siguientes, si decidían suspender actividades o no. Optaron por lo primero.
Examinando con detenimiento lo ocurrido, puede verse a la distancia que los intereses que decidieron el paro y que perjudican a 98 mil alumnos, querían evitar que se les identificara como promotores del movimiento, y por eso querían declarar primero el paro en la Facultad de Humanidad con una votación amañada y con participación mayoritaria de estudiantes de otras facultades.
El objetivo de estallar la suspensión de actividades en ese plantel fue claro: que se culpara exclusivamente al doctor Alberto Saladino García, exdirector de la Facultad y rechazado por la Comisión Especial Electoral (CEE) como aspirante a la candidatura a rector en este proceso suspendido después.
Saladino García es un sólido académico e investigador, y la principal figura de la izquierda en la academia de la UAEMéx, pero su influencia y capacidad de influir en las decisiones del alumnado no rebasa los límites del plantel que dirigió.
Carece de recursos económicos, logísticos y de ascendencia sobre las facultades que después se sumaron al paro. Y en un caso descuido o incapacidad para reflexionar y falta de visión, los paristas primero suspendieron actividades y después elaboraron un pliego de peticiones (hasta el viernes pasado aún no estaba completo, o “definido”).
Ya en paro a sus demandas iniciales le fueron agregando otras con el paso de los días, cuando cualquier movimiento con buen liderazgo primero presenta el cumplimiento de las exigencias y después, si no son satisfechas, se va a la suspensión de actividades, no al revés, como ocurrió en esta ocasión.
Por cierto, los activistas más radicales, que querían participar en la votación en la Facultad de Humanidades, perdieron la votación en su plantel. Ganó el “no” al paro, pero ya encarrerados, hicieron después otra votación, en la cual ganó el “sí” por la suspensión de actividades, lo cual tiene muy felices a las universidades privadas.