Coincidió en un cajero del centro de Toluca con el hombre de ostensible buena condición económica. Coincidió igualmente en el problema: la falta de dinero en los cajeros del banco, agotado en los días previos a Navidad.
Por exceso en la demanda de fondos o descuido de los bancos al abastecer de billetes a sus cajeros, cientos o miles de personas no pudieron sacar dinero y recorrieron varios sitios de estos para lograr sus propósitos y así poder hacerle frente a los gastos de la festividad cristiana o irse de vacaciones.
El narrador volvió a encontrarse al bien vestido toluqueño en una larga fila formada frente a otro cajero en un centro comercial. La casualidad hizo que uno quedará detrás del otro. No se habían hablado en el anterior sitio, pero se reconocieron en el nuevo y lo comentaron.
El hombre vestía ropa y tenis deportivos de marcas caras, pero eso no llamó la atención del interlocutor, porque en la Zona Metropolitana del Valle de Toluca abundan las personas de posición económica bonancible, aunque no tanto como los pobres.
Sí extrañó cuando comentó que en realidad no iba a sacar dinero, sino a consultar su saldo, deseaba cerciorarse si le habían depositado su dinero proveniente del programa del anterior gobierno federal, denominado “65 años y más”.
Sorprendió al interlocutor porque evidentemente el bien vestido no tenía 65 años de edad todavía. Pero lo hizo más cuando anunció lo que haría si el efectivo no estaba en su cuenta bancaria y no podía retirarla del cajero.
Comentó que protestaría, porque “eso de retrasar la entrega del apoyo estaría muy mal y sería una prueba de la desorganización del nuevo gobierno”. Ni por asomo aludió a que el citado programa social está destinado a las personas de bajos ingresos, para evitarles problemas de hambre y angustia derivadas de la pobreza.
Un vecino de fila se refirió al peregrinar por varios cajeros para sacar dinero y de los muchos que no tenían fondos, en una situación injusta para quienes disponen de poco tiempo para andar recorriendo estos sitios.
Fue entonces cuando el beneficiado con el programa “65 y más” agravió al sentido común. Explicó: “esto que estamos padeciendo es culpa de López Obrador. Él es el responsable de que los cajeros no tengan dinero”.
El narrador reflexionó para sí mismo sobre la reacción que tendrá el bien vestido cuando sea dado de baja del padrón de beneficiarios del citado programa, pues el nuevo gobierno ya anunció que depurará esa relación, la cual incluye a personas sin necesidad de apoyos para vivir, pero quienes por tráfico de influencias tienen ese respaldo económico, y no por sumas pequeñas, en perjuicio de quienes en verdad no tienen dinero ni para alimentarse bien.