No debe exagerarse la importancia de los triunfos de la selección mexicana de fútbol sobre sus similares de Chile y Paraguay, pero fueron buenos porque mejoró su juego de conjunto y mostró contundencia frente al marco rival, dos de las grandes deficiencias que padecía en los últimos años; sobre todo, con Juan Carlos Osorio y el interinato del “Tuca” Ferreti.
Los rivales tienen nombre a nivel internacional, aunque no jugaron bien. De todos modos, de eso no puede culparse a los mexicanos, que cumplieron con su obligación de ganar. Le fue bien al nuevo entrenador “Tata” Martino.
En uno y otro partido el desempeño fue disparejo. Frente a Chile jugaron un mal primer tiempo, pero mejoraron en el segundo. Contra Paraguay fue al revés: actuaron bien en la primera parte, pero mal en la segunda. Los paraguayos dominaron a los mexicanos al final del partido, a pesar de jugar con uno menos, porque expulsaron a uno de sus integrantes, y cuando estaban a un gol de empatar y mejor desarrollaban el partido, México anotó el cuarto tanto. Por cierto, Luis “Chapo” Montes anotó en el último minuto del tiempo normal, en una jugada en la cual Alexis Vega estaba en fuera de lugar cuando le dio al pase al leonés.
El arbitro no lo vio y valido el gol. De cualquier manera, hubiera sido injusto para el extraordinario futbolista. Ya frente a Chile le habían anulado un gol, porque cuando lo anotó el “Chicharito” estaba adelantado.
En el juego con Paraguay Layun mostró que desde hace tiempo dejó de tener calidad para estar en la selección, mientras Lainez, un jugador hábil y carismático, no pesó, como no lo hace en los partidos importantes, además se cae a cada rato, ante cualquier rozón del rival. Es deseable que embarnezca y desarrolle su potencial.