Las mujeres demostraron ya que, en deportes considerados hace décadas como exclusivo de los hombres, pueden ser iguales o mejores que éstos. No obstante, también en esos deportes son víctimas de discriminación salarial. Existe un mar de diferencia entre lo que ganan los campeones mundiales de boxeo y las monarcas boxeadoras.
Lo mismo ocurre con las futbolistas, muchas de las cuales son extraordinarias y además de enjundia y técnica aportan belleza al juego, pero perciben salarios muy inferiores, por debajo de cuánto ganan inclusive futbolistas hombres mediocres.