
*La caída del poder de compra de nuevas pensiones se dará en solo semanas.
GABRIEL. VILLALTA
(Primera parte)
De acuerdo con el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM, el poder de compra del salario, medido como el monto requerido para adquirir la canasta alimentaria recomendable (CAR), se redujo 88 por ciento en el período neoliberal de 36 años.
Esa disminución significó una transferencia de 40 billones de pesos del sector laboral a la iniciativa privada, especialmente hacia las grandes empresas, a las cuales -además- se les perdonaban impuestos por cientos de miles de millones de pesos al año.
La magnitud de esa pérdida en el poder adquisitivo de la paga dada a los trabajadores explica las actuales precarias condiciones de vida de las familias trabajadoras y se registró entre 1982 y 2018, según el estudio del CAM.
Las cosas empeorarán para quienes se jubilen a partir de 2032, porque ya quedó estructurado otro brutal desplome del poder adquisitivo: el monto de sus pensiones representarán una caída de entre el 70 y el 75 por ciento su último salario, y consecuente capacidad de compra. Y ocurrirá en cuestión de semanas o meses.
Esa tragedia salarial busca atenuarse estableciendo a los trabajadores la obligación legal de pagar un 130 por ciento más de cuotas al Sistema del Ahorro para el Retiro (SAR); es decir, a las afores. 22 años después de la privatización del sistema de pensiones, autoridades y organizaciones patronales, se han dado cuenta del negro futuro y las muy precarias condiciones de vida que les esperan a los futuros jubilados.
Ni autoridades, ni los organismos empresariales, ni los partidos de oposición, ni los dirigentes sindicales se preocuparon en 1997 por el futuro de los trabajadores que a partir de 2032 se jubilarán con lo poco que ahorren, más las aportaciones patronales y del gobierno, que en el mejor de los casos les permitirán pensiones equivalentes al 30 por ciento de su último salario.
La mayor parte recibirá sólo la cuarta parte de su última paga, lo cual en la realidad se traducirá en un desplome entre el 70 y 75 por ciento de sus últimos ingresos y de su capacidad de compra, comparada con la de su etapa como trabajadores activos, como lo anticipó hace años el CAM y lo previó desde 2005 este semanario. Así lo reconocen ahora los propios promotores de la privatización de las pensiones.
Los jubilados con el nuevo sistema pensionario sufrirán una pérdida de su poder de compra casi de la misma magnitud que la acumulada en los 36 años de gobiernos neoliberales, con la agravante y tragedia de que se registrará entre su último sueldo y el primer mes como pensionados. También será resultado de la política laboral neoliberal y sucederá en el escenario de una mayor esperanza de vida. (Continuará)