EL SHOW DE LOZOYA… ¿Quién será el siguiente?
Jairo A. Tell
En política no hay lealtades, mucho menos afectos sinceros. Cuando hay problemas, para salir lo mejor librado se delata al otrora amigo incondicional. Esto es lo que ocurre en el caso Lozoya, que amenazaba en un principio con ser un verdadero bombazo; pero conforme pasa el tiempo muchos opinan que terminara siendo solo un petardo, lo cual está por verse. También en el terreno de lo social ocurren cosas y muchos, al menos así se espera, serán señalados como participes en una serie de ilícitos que lastimaron flagrantemente a nuestro país. Entre ellos también se encuentran grandes empresarios, empresarios de medio pelo, intelectuales orgánicos y plumíferos por consigna. Estos han intentado por todos los medios de desprestigiar al gobierno de López Obrador ya sea con calumnias, verdades a medias y falsas noticias sacadas de no sé dónde. ¿Por qué están tan preocupados los políticos si nada esconden? ¿Y los medios, donde quedo su ética y su prestigio? será que su cuento de Hadas termino de manera súbita y por ahora no hay dinero que les alcance para limpiar su imagen.
Dice el dicho “El que nada debe, nada teme”; pero por si las recochinas dudas la derecha se apresta a dar la batalla en el terreno legal con un verdadero ejército de abogados, compuesto en su mayoría por personajes muy cuestionados, que también hicieron sus fortunas al amparo del poder público. Muchos de ellos bastante manchados por la corrupción y la impunidad. Este ejército está compuesto por: Antonio Lozano Gracia, Javier Coello Trejo, Diego Fernández de Cevallos, Alonso Aguilar Zinser, Juan Velázquez, Ulrich Ritcher, Federico Mendoza, Julio Sponda, Carlos Requena, Fernando Gómez Mont, Rafael Heredia, Marco del Toro, Felipe Ibáñez, Ángel Junquera, Guillermo Barradas, Roberto García, Eduardo Amerena, Alberto Zinser, ya están en guardia y que empiece el circo. Por cierto, ya muchos de los involucrados se aprestan a abandonar el país para evitar la acción de la justicia, como es el caso del expresidente Carlos Salinas de Gortari. A todo esto ¿De qué tipo de democracia hablan los medios?, si los mismos viejos políticos y opinologos con el mismo viejo discurso no se cansan de bombardearnos hasta el hartazgo, en una especie de nado sincronizado en el que participan, “líderes de opinión”, intelectuales orgánicos e Influencers incrustados con calzador en las redes sociales.
Ignoran todo en bagaje cultural con que cuenta la población mexicana y tratan como antaño de darnos atole con el dedo; para tratar de posicionarse y vender humo; pero será el pueblo bueno el que se encargue de situarles en el lugar que merecen y darles puro dedo pero sin atole. El pueblo se esmera para que de una vez por todos los abusivos entiendan, que como en la piñata su tiempo se acabó y que los nuevos derroteros emergen con mayor fuerza. Que el concepto de democracia por fin retoma su verdadero significado y que las supuestas reformas estructurales sirvieron para maldita la cosa. Entenderán a fortiori y que lo rico de una contienda es en el terreno de las ideas y no por imposición o dedocracia pues se deben acuchar las voces de todos los actores políticos; pero también de la sociedad civil. Lo deseable es, que cada quien desempeñe el papel histórico que le ha tocado jugar con honradez y ética y profesionalismo; pero por lo visto muchos de ellos carecen hasta de lo elemental en ese campo.
En todos los partidos y en todos los niveles de la sociedad se adolece de este mal, pues aquellos individuos acostumbrados a vivir del erario público no ceden ni un ápice para permitir el arribo de gente comprometida con el servicio a la comunidad. Este tipo de especímenes solo se dedica a vegetar y a cobrar un sueldo que no devengan, y de esto ha adolecido el gobierno en las administraciones pasadas. Durante los últimos sexenios se proyectó una imagen de ineficacia, ineficiencia y corrupción, ya es tiempo entonces de que la percepción cambie dentro y fuera de nuestras fronteras.
Con su actuar las autoridades deben devolver la confianza que les otorgo el triunfo en la pasada elección, de lo contrario pueden ver reducida drásticamente su popularidad y por lo tanto su clientela política a la hora de la votación. Sin duda esta es una oportunidad inmejorable para el presidente López Obrador para su equipo de trabajo y para los partidos políticos, de catapultar al estado a los primeros planos de la política nacional e internacional; pero también, esta oportunidad conlleva un riesgo latente de no hacer bien las cosas y que la ciudadanía, cada vez más politizada les cobre la factura por su mal accionar en las elecciones presidenciales del 2021