*Racismo, clasismo y ultraderecha empresarial peruanas, peores que las de aquí.
De la redacción
Pedro Castillo gobernará Perú en difíciles condiciones políticas. Encontrará una ultraderecha empresarial racista, clasista, antidemocrática, corrupta, abusiva y dispuesta a mantener sus privilegios de clase, por lo cual buscará debilitar al nuevo gobierno, con el apoyo de la ultraderecha latinoamericana.
La ultraderecha empresarial dificultará la marcha del nuevo gobierno, “y lo complicará mucho, porque la mayoría legislativa está en manos de los adversarios ideológicos del nuevo presidente”, previó Jorge Roberto Cárdenas Acevedo, académico y estudioso de los procesos políticos de América Latina.
“La ultraderecha peruana es más cerril que la mexicana y, como ésta, controla los grandes medios informativos y a los partidos conservadores, que abiertamente hicieron campaña en contra del maestro rural y campesino Castillo, y de respaldo a la ultraderechista y presidiaria Keiko Fujimori”, abundó el analista.
Pedro Castillo tomó posesión de la presidencia peruana el día en que su país cumplió 200 años como nación independiente, lapso en el que ningún campesino pobre había ganado el cargo (varias presidentes han surgido del medio rural, pero de la clase latifundista y oligárquica), y eso tiene al borde del infarto a la ultraderecha.
Recordó que el segmento más golpista del empresariado maniobró por la vía legal para desconocer la victoria de Pedro Castillo e impedir su asunción al poder, inclusive, sus medios informativos clamaron por una intervención del ejército para impedir lo que con mala fe, odio clasista e ideología primitiva denominó “el arribo del comunismo a Perú”.
Robert Cárdenas explicó que no es exagerado ni mucho menos constituye una mentira llamar presunta delincuente y presidiaria a Keiko Fujimori, hija del golpista ex presidente Alberto Fujimori (disolvió al congreso), porque estaba en prisión acusada de utilizar dinero sucio en campañas electorales de su partido, y debe volver a prisión después de las elecciones, pues “un recurso legal le permitió ser candidata, pero sin exonerarla”, recordó el analista.
La ultraderecha mexicana, los partidos políticos y los medios informativos que le sirven y buscan debilitar y dificultar el funcionamiento del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no tienen mayoría en el Poder Legislativo, por lo que la posición de Castillo es más complicada que la del tabasqueño, concluyó.