DÉFICIT DE EFICACIA EN LOS
GOBIERNOS DAÑA AL PUEBLO
DEBE REFLEXIONARSE CON SERIEDAD Y SIN MORBO
EL MAL DESEMPEÑO DE GOBERNADORES Y ALCALDES
La lógica indica que los habitantes de cada uno de los estados consideraría a su gobernador como el mejor del país o, al menos, entre los 5 más eficaces, honestos e interesados en resolver los problemas de la comunidad, pues ellos lo eligieron. Y más allá del fortalecimiento político y el aumento en la legitimidad que inevitablemente procura el buen desempeño, la aprobación de los gobernados a sus gobernantes refleja que están bien y a gusto en sus estados.
Y sólo por morbo, resentimiento, envidia, animadversión o rivalidad política pura pueden generar satisfacción las malas evaluaciones a los mandatarios estatales y municipales, como es el caso del titular del Poder Ejecutivo del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza, ubicado en el sitio 24 entre las y los 32 gobernantes de las entidades federativas.
Esa posición, determinada por sus gobernados según una consultora especializada en estos temas, perjudica la imagen del mandatario, pero lo verdaderamente grave es para la comunidad estatal: la opinión negativa de más del 60 por ciento de los mexiquenses refleja los malos resultados de Del Mazo en solucionar los problemas de la población y elevar la calidad de vida de los mexiquenses, con otra agravante: a su sexenio le restan sólo dos años, muy poco tiempo para hacer lo que no logró en cuatro.
El desempeño institucional del mandatario se complica porque tampoco cuenta con buenas autoridades municipales que ofrezcan resultados satisfactorios a la población de cada demarcación, ello explica la ineficacia institucional padecida en el territorio mexiquense.
Se sabe, pero se olvida con frecuencia que así como un presidente de la República, por muy eficaz que sea, no puede resolver los grandes problemas nacionales si no dispone del esfuerzo de los gobernadores, de la misma forma un gobernador o gobernadora, por mucha experiencia, capacidad y disposición al trabajo que tenga, tampoco estará en condiciones de atender las necesidades de obras, servicios públicos, seguridad y desarrollo económico con malas autoridades municipales. Y eso está ocurriendo en el país, en entidades federativas y municipios.
De acuerdo con el contenido de la nota principal de portada de “El Espectador”, sólo 13 mandatarios estatales, entre ellos una gobernadora, cuentan con la aprobación mayoritaria de sus gobernados. Estos están más o menos satisfechos con los esfuerzos institucionales destinados a resolver sus problemas.
En cambio, 19 tienen la aceptación de menos del 50 por ciento de los habitantes de sus respectivas entidades. Esta ineficacia de los y las mandatarias estatales se convierte en un obstáculo para la solución de los grandes problemas nacionales, como lo son la ineptitud, inexperiencia, incapacidad y desinterés de alcaldes y alcaldesas para superar los numerosos y graves obstáculos que se interponen al desarrollo de los estados, lo cual no sólo es necesario conocer, sino también resolver. No debe tolerarse ese déficit en el desempeño institucional.