*Consumir alimentos de calidad desde edad temprana tiene efecto positivo en el sistema inmune en la adultez.
De la Redacción
Un estilo de vida saludable que descarte el consumo constante de azúcares, harinas refinadas, alimentos procesados y contemple la actividad física es fundamental para ayudar a prevenir el cáncer de mama y, en caso de padecerlo, confrontar los tratamientos que conlleva, como las quimioterapias, aseguró la investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Alexandra Estela Soto Piña.
De acuerdo con la especialista, el consumo de verduras, proteínas, grasas y frutas de calidad desde la niñez y durante la juventud tiene un efecto positivo en la edad adulta de la mujer, permitiendo al cuerpo tener un sistema inmunológico fuerte.
“El cáncer, al igual que las enfermedades cardiovasculares, contempla como factor de riesgo la mala alimentación, el sedentarismo, el consumo de alcohol y tabaco. Todo esto en conjunto, a largo plazo, acumula alteraciones en el organismo y, sobre todo, un proceso inflamatorio crónico, de bajo grado, que modifica la fisiología normal de las células y las hace vulnerables a estos padecimientos”, refirió.
Soto Piña realizó en el Centro Oncológico ISSEMyM de la entidad una investigación sobre la incidencia de la alimentación durante las quimioterapias en mujeres con cáncer de mama, donde observó que fortalecer el sistema gastrointestinal permite afrontar de mejor manera los efectos del tratamiento como vómito, mareo y diarrea, entre otros.
Además, el uso de suplementos como la inulina (un prebiótico) mejoró la calidad de vida de las mujeres durante el tratamiento. “La inulina puede tener efectos benéficos a nivel cerebral, cardiovascular e intestinal. Influye en la reducción de la presión arterial en las mujeres que la consumieron y en la reducción de los efectos adversos gastrointestinales por la quimioterapia como la diarrea, náuseas y vómito”, explicó.
La universitaria reconoció que existen factores que no se pueden controlar o reducir y que hacen vulnerables a las mujeres a padecer cáncer de mama como los polimorfismos y los disruptores endócrinos, agentes contaminantes encontrados principalmente en los plásticos; sin embargo, reiteró, “el estilo de vida saludable es una variable positiva que incide en la prevención de esta enfermedad”.
Finalmente, hizo un llamado a las mujeres para concientizar sobre la importancia de mejorar la calidad de vida, tener disciplina con la alimentación y realizar ejercicio.