LA DIFERENCIA ENTRE UN PERIODISTA Y UN MERCENARIO DE LA COMUNICACIÓN.
Jairo A. Tell
No cabe duda de que en aquel ya lejano 2018 Andrés Manuel López Obrador hablaba muy en serio sobre la cuarta transformación; de hecho, desde la campaña previa ya se vislumbraban en parte los proyectos que tenía en mente para mejorar el estado de cosas en esta bendita tierra; no obstante, el camino se antojaba empedrado y tortuoso, mismo que debía transitar para llevar a cabo su proyecto de nación. Sus detractores no le creyeron así le mostraron una y otra vez en las entrevistas previas que su proyecto estaba destinado al fracaso. Dichas entrevistas, eran verdaderas encerronas para emboscarle y hacerle sentir el musculo del llamado 4º. poder (La prensa en sus múltiples facetas); así ocurrió en aquel 8 de diciembre de 2016 en el desaparecido programa “Despierta con Loret”, emisión en la que Carlos Loret de Mola, Ana Francisca Vega y Enrique Campos hoy flamante director de noticias de Radio Formula; disertaron cuestionaron y hasta se mofaron de algunos planteamientos del entonces aspirante a la presidencia de la república Andrés Manuel López Obrador.
También ocurrió así con él cuatro puesto así por los “periodistas” de Milenio aquel 22 de noviembre de 2017 emisión en la que Carlos Marín y Carlos Puig materialmente echaban espuma por la boca y cual perros de presa enjuiciaban al candidato puntero con miras a las elecciones de 2018. Participaron también Azucena Uresti, Héctor Aguilar Camín, Jesús Silva Herzog Márquez y Juan Pablo Becerra Acosta emisiones que junto a la entrevista realizada por Jorge Ramos en la emisión “Al Punto” noticiero de la cadena estadounidense Univisión fueron dando forma al grupo porril que más tarde se convirtieron en verdaderos mercenarios del periodismo y de la comunicación. A esos nombres se agregaron Joaquín López Dóriga, Ciro Gómez Leyva, Sergio Sarmiento, Denisse Dresser, Denisse Maerker, Raymundo Riva Palacio, Enrique Quintana, Víctor Trujillo, Ricardo Alemán, Oscar Mario Beteta, Leonardo Kourchenco y otros periodistas de medio pelo que a las primeras de cambio mostraron el cobre y se mostraron tal cual son: acomodaticios, rastreros, insensibles, ambiciosos, desleales y deshonestos. A diferencia de otros personajes incrustados en los medios nacionales y locales en su mayoría independientes, que prefirieron ser congruentes con su forma de pensamiento y fieles a sus ideales, con una línea editorial que no se puso a la venta para convertirse en vulgares pasquines como ahora lo son: El Reforma, El Universal, El Excélsior y otros más. Pero la cosa no para ahí, también en la radio y la televisión muchos personajes se han manifestado abiertamente contra el gobierno, en las redes sociales el asunto no es menor, pues los madreadores del Twitter están al acecho y obedientes de sus patrones tratan de socavar al gobierno. Es precisamente en ese terreno (el de las redes sociales) en donde se libra una batalla encarnizada y sin cuartel, en la que más de uno ha salido raspado, a grado tal que son los llamados damnificados del Ratig. Difícilmente personajes como Carmen Aristegui, Denisse Dresser o Azucena Uresti, volverán a tener la misma credibilidad de antes, sobre todo cuando dan crédito y pantalla a personajes tan nefastos como Diego Fernández de Ceballos, Vicente Fox, Javier Lozano, Lili Téllez, Kenia López Rabadán y Xóchitl Gálvez. Sin duda la sombra de un periodismo mal hecho, mal encausado, y tendencioso es el que les juega las contras. Es por eso que ahora ante el inminente triunfo de MORENA en 2024 los malquerientes y detractores del gobierno y de la 4T. Han echado a andar toda una estrategia para tratar de doblegar a toda costa a un presidente que ya demostró ser muy obstinado y hasta terco con tal de aterrizar sus ideas y así lograr por fin la cuarta transformación.
Con más de 18 años visitando, hasta los municipios más alejados de esta bendita tierra López Obrador logro concitar el entusiasmo y la aprobación del pueblo, de ese pueblo bueno que en ningún momento le puso en riesgo y por el contrario le protegía y consentía; ya que encarnaba las esperanzas de un pueblo lastimado y maltrecho al que solo le quedaba la esperanza de un mejor mañana. Desde luego ningún nado sincronizado, ninguna calumnia, mentira o media verdad, tendrá cabida en la conciencia de un pueblo altamente politizado; aun cuando los intelectuales orgánicos, los corruptos consejeros del INE y los aspiracionista clasemedieros así lo deseen.