PRI Y SU ALIANZA OBLIGADA
PARA ASPIRAR A TRIUNFAR
HACE MUCHO EL PRIISMO NO GANA UNA ELECCIÓN
SIN ALIADOS Y HA PERDIDO VARIAS AUN COALIGADO
Desde 1929, cuando fue fundado por Plutarco Elías Calles, con el nombre de Partido Nacional Revolucionario (PNR), el actual PRI no perdió una sola elección de gobernador. Así fue durante 60 años. Y hay dudas de una verdadera derrota en 1989, en Baja California, pues la pérdida de ese estado a manos del PAN es atribuida a un regalo del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari a sus amigos del blanquiazul, por haberlo reconocido como mandatario legítimo, después de ganarle a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano con un fraude descomunal en 1988.
La situación electoral del antes conocido como partido de estado, partido único y partido en el poder es radicalmente distinta ahora. Enfrenta un alto riesgo de perder la gubernatura mexiquense este año, aun con la alianza formada con el PAN y el PRD, pues sufre el hartazgo de los votantes y el deseo de cambio, como lo muestran los resultados sobre preferencias electorales de las encuestas publicadas hasta en medios informativos adversarios de Morena.
En estas condiciones, el tricolor, que antaño en elecciones legislativas locales y de ayuntamientos ayudaba con votos a sus adversarios partidistas, políticos e ideológicos para que tuvieran espacios de poder y así sostener que la democracia y la pluralidad eran vigentes en el Estado de México, ahora confía en los votos del PAN y el PRD para mantener el Poder Ejecutivo Local.
Su posición en el sistema estatal de partidos es endeble, como nunca lo había sido en la misma magnitud en suelo mexiquense, porque además de lo anterior, su referente estatal, el gobernador Alfredo del Mazo Maza, ha ofrecido a la población resultados insatisfactorios, contrarios a los esperados.
La situación del priismo estatal se inscribe en lo que el PRI a nivel nacional, que en las últimas 20 elecciones no ha ganado con su propia militancia una sola gubernatura. Ni con sus aliados pudo rebasar la cifra de un gobierno estatal. Y el que ganó fue un regalo del PAN: el de Durango, que gobernaba el panismo, pero le cedió el derecho a postular candidato.
El rechazo al PRI es general en el país, de ello la mejor prueba es que de gobernar durante 60 años todos los estados, los dos territorios que existían (Quinta Roo y Baja California Sur), y el Distrito Federal, ahora sólo tiene en sus manos por capacidad propia al Estado de México y Coahuila. Entre 2021 y 2022 perdió todos los estados que gobernaba, aun con los votos del PAN y el PRD.
En este escenario, a nadie sorprende la continuidad de su alianza con esos partidos este año en suelo estatal. Sólo con esa coalición tiene posibilidades de conservar la gubernatura, pero en caso de conseguirlo, ya no tendremos un gobierno priista, sino también panista y perredista, partidos que estarían en el poder, como no lo esperaban todavía hace dos años.