LA DERECHA SE NIEGA A CAMBIAR SU NARRATIVA
Jairo A. Tell
No pocas son las voces provenientes de la derecha que comienzan a utilizar un lenguaje más moderado con respecto a las acciones emprendidas por la 4T. Quizás se han dado cuenta de que todas sus acciones han sido insuficientes para mover y trastocar aunque en mínima parte al gobierno morenista en turno.
Los opositores al régimen han errado la estrategia desde el principio haciendo caso a su sensei que solo les ha llevado a cometer error tras error hundiendo cada vez más a la de por si desgastada y desprestigiada oposición; me refiero naturalmente a nefastos personajes como Carlos Alasraki, Héctor Aguilar Camín, Pedro Ferriz de Con, Joaquín López Dóriga, Carlos Loret de Mola, Carlos Marín y Ricardo Alemán, por mencionar algunos de los más férreos opositores a la 4T. Quienes aconsejan una y otra vez que se emitan mentiras y se repliquen mil veces hasta lograr posicionar la idea que se pretende, con el fin de desprestigiar, calumniar y denostar el impecable trabajo que realiza el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. “Los Chayoteros”, aseguran que la censura ordenada desde palacio nacional les amordaza y casi, casi les obliga al exilio. Nada más lejos de la realidad, pues en otros gobiernos por menos de eso, los periodistas, luchadores sociales y opositores, eran asediados, desaparecidos o asesinados, cosa que no ocurre ahora o al menos no desde el gobierno federal, prueba de ello es que se les ha permitido decir cuanta barbaridad se les ocurre. La narrativa de los opositores no cambia, ni cambiara como dijo Don Teofilito, pues la finalidad de esta aberrante conducta es la vuelta al poder de los corruptos, saqueadores, y evasores de impuestos. Salta a la vista el hecho de que pseudoperiodistas de medio pelo acostumbrados al chayote y a la dadiva, ya no se molesten en buscar e investigar verdaderamente, ahora retoman los dichos de algún don nadie en el Twitter o en alguna otra red social y lo presentan como una gran noticia con bombo y platillo. Tal es el caso del reciente contagio de Covit 19 que aqueja al presidente, al que más de uno ya desea retirar de la escena política para retomar sus mañas y regresar por sus fueros. Definitivamente no es raro que toda la oposición se trate de unir para derrotar al presidente en el próximo ejercicio democrático del 2023 es decir, las elecciones en el Estado de México y en el Estado de Coahuila; pero ni la BOA, ni la Alianza Federalista, ni FRENNA, ni Va por México, ni Si por México han logrado desestabilizar al gobierno en turno, todo lo que han hecho es hacer el ridículo en su afán de conservar sus privilegios, no pagar impuestos y seguir explotando al pueblo. Una cosa es cierta, arrecia la tempestad para el gobierno de la 4T. Especialmente para el presidente pues ahora la derecha recalcitrante ha emprendido un asedio casi personalizado en contra del primer mandatario. El objetivo por ahora son sus más cercanos colaboradores con el fin de doblegar a cualquier costo a Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo este asedio es tan burdo que las mentiras, medias verdades y calumnias son desmentidas casi de inmediato gracias a las redes sociales. Ahí tenemos como ejemplo, el famoso debate, en el que se orquesto una campaña en contra de la candidata por morena Delfina Gómez Alvares, para tratar de minar a la puntera en las encuestas. Dicha campaña culminó con la intervención de la moderadora Ana Paula Ordorica en dicho debate y quien termino llevándose la noche al convertirse en aliada de la oposición representada por Alejandra del Moral. Algo que definitivamente es un gran contrasentido pues mientras se hablaba de abatir la violencia hacia las mujeres, la candidata del PRIANRD, se convirtió en una agresora. Por cierto, la ciudadanía ya no le cree a la oposición sus promesas huecas y faltas de imaginación, sus baños de pueblo, no han permeado lo suficiente y se notan cada vez más acartonados, pues ni con todo el apoyo de los medios convencionales y sus voceros han logrado avanzar en las encuestas. El pueblo ya ha madurado y ya no se chupa el dedo, pues sabe perfectamente que de continuar el viejo régimen en el estado, la población estará cada vez más amolada y sin esperanzas de progresar.