*Hay problemas de insuficiencia de médicos, y no es fácil resolverlos.
De la redacción
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que tiene más de 21 millones 800 mil afiliados, más sus familiares dependientes, enfrenta problemas de saturación de demanda de atención, mayor en los servicios de la medicina especializada.
Las propias autoridades del organismo reconocen la situación, y también admiten la imposibilidad de resolverla en un corto tiempo, porque no hay los médicos suficientes para cubrir todas las plazas faltantes.
Ubican el problema en la desatención deliberada a la formación de recursos humanos para el cuidado de la salud, como parte de la estrategia para privatizar los servicios de este campo, en la etapa neoliberal.
Esta dificultad se está atendiendo, pero no será superada en pocos años, aun cuando hay presupuesto para contratar médicos y enfermera, como existe igualmente para la adquisición de medicamentos.
No obstante, hay otro problema que es difícil de erradicar y cuya solución ni siquiera es cuestión de presupuesto: la mala atención del personal que en las clínicas del Seguro Social se encargan de atender a los derechohabientes que asisten a consultas médicas
Este personal, generalmente femenino, abusa de su condición de sindicalizado y acumuló tanto poder que no parece auxiliar o complementario de los médicos, sino al revés; es decir, su patrón.
En no pocas veces debe discutirse con las recepcionistas para hacerlas entender que el médico dio una orden en determinado sentido y que ellas no pueden modificarla, porque no son sus superioras de los doctores.
Además, el respaldo que les otorga su organización gremial lo mal utilizan, al no cumplir con sus obligaciones con amabilidad y respeto para los derechohabientes, quienes con sus aportaciones cubren sus sueldos.
Este problema es de difícil solución por la larga tradición de maltrato que otorgan a los afiliados al IMSS, pero no cuesta dinero superarlo, porque basta con que el Sindicato asuma su responsabilidad, dado que la defensa enérgica de los derechos laborales de la membrecía no está reñida con la orientación sobre cómo deben tratar a los pacientes que acuden a las clínicas a consultas.