*Los verdaderos jefes del narco no están en Latinoamérica, sino en los EE. UU.
De la redacción
Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, debe declarar terroristas, anets que a nadie, a los grandes banqueros y financieros que ocupan los lujosos rascacielos de la Quinta Avenida de Nueva York, porque son los verdaderos mandos del narcotráfico internacional. Son ellos quienes “blanquean” 372 mil millones de dólares al año de dinero proveniente de la venta de drogas al menudeo en el territorio estadounidense. Son ellos los que tienen capacidad y logística para incorporar esa fuerte suma al circuito legal del dinero en el mundo.
Son tan poderosos y dominan al poder público de Estados Unidos, que éste, al igual que los grandes medios informativos del vecino país, no tocan el tema de los capos de las drogas en el territorio estadounidense, pero son sus corporaciones financieras las que se benefician de las ganancias del mercado criminal de las sustancias tóxicas ilegales.
Esos financieros globales controlan las utilidades arrojadas por el comercio ilegal, y su poder fáctico económico y financiero es tan descomunal que a los poderes constituidos del vecino país y el poder fáctico mediático no les importa que cada año mueran más de cien mil jóvenes por sobredosis; sobre todo, de fentanilo, ni que cientos de miles más queden incapacitados para el trabajo productivo, por los efectos de las drogasen su cerebro.
A esos grandes banqueros y financieros debe declarar “terroristas” Donald Trump cuando asuma el cargo el 20 de enero próximo, porque son los capos y beneficiaros globales las ganancias que dejan estas actividades criminales. Esos son los jefes de jefes, y tienen a su servicio a los carteles latinoamericanos de las drogas.
Los asesores de Trump deberían informarle también que internacionalmente la definición de “terrorista” es aplicable a quien lucha por derrocar gobiernos, lograr la independencia de un país o tomar represalia contra un enemigo mediante actos que deliberadamente buscan ocasionar muertes de personas inocentes, y que si quiere aplicarlo a los narcotraficantes, que comience por sus capos de capos que operan desde los lujosos rascacielos de Nueva York.