*En el Estado y CDMX los daños son mayores por afectar a 23 millones de personas.
De la redacción
La verdadera dimensión de los daños ocasionados por los grandes incendios en las zonas forestales, de arbustos y pastizales del país “rebasa con mucho lo que se aprecia a simple vista, porque son multiplicadores”, advirtió Moisés Lara Pinto, experto en el tema, al examinar lo que está ocurriendo en estos momentos en 28 estados.
Desde esta perspectiva, las consecuencias negativas de las conflagraciones son mayores en el Estado de México y la capital del país, por la crecida población afectada: 23 millones de habitantes, “esto ocurre sólo aquí y en ninguna otra parte de la República se repite, aunque las hectáreas siniestradas sean muchas más”, subrayó.
La población se preocupa por la pérdida de árboles, “y está justificado por la importancia que tienen en la producción de oxígeno, pero los efectos ocultos son más graves”, indicó el especialista.
Sobre el mismo tema, el ayuntamiento de Toluca, con datos oficiales de expertos, calculó que restaurar los daños a la naturaleza por incendios puede requerir 10 años, para los menores, y hasta un siglo en los casos de grades áreas forestales devastadas, pues la naturaleza se recupera de forma lenta.
Lara Pinto explicó que la desaparición de los bosques, sea por incendios o tala irracional autorizada o clandestina, siempre tiene consecuencias desastrosas debido al impacto adverso en el equilibrio ecológico y todo lo que ello implica para la naturaleza.
Los árboles no sólo producen oxígeno, sino también como parte de la carpeta vegetal retardan el rodamiento del agua y propician su infiltración a las reservas subterráneas, y las corrientes y arroyos que forman acumulan las superficiales; es decir, de los cuerpos de agua.
Todo esto se ve alterado cuando los bosques desaparecen, “y eso ocurre en cualquier parte, pero los efectos negativos no son los mismos cuando impactan a una población de 100 mil o 200 mil que cuando le pegan directamente a una de 23 millones, como ocurre con los incendios que se registran en las zonas arboladas del Valle de México”, recalcó el estudioso del tema.
Lara Pinto coincidió con la información manejada por el ayuntamiento de Toluca en cuanto a que los incendios no sólo destruyen el hábitat de la fauna, sino también ocasionan la muerte de las especies que viven en donde se presentan los siniestros, incluyendo algunas en peligro de extinción.
Además, “la pérdida de la carpeta vegetal explica la expansión de las áreas erosionadas, y durante las temporadas de lluvias la tierra es arrastrada y azolva los cuerpos de agua, canales y drenajes, ocasionando las cíclicas inundaciones de zonas urbanas, lo cual no se percibe de inmediato cuando vemos bosques devastados por los incendios”, concluyó.