*La poca posibilidad de triunfo de Meade hizo insostenible la posición de Ochoa.
Enrique Ochoa Reza ha dejado la presidencia del CEN del PRI a menos de dos meses de la elección presidencial y cuando todavía no cumplía un año 10 meses de haber asumido esa posición directiva, agobiado por el escaso impacto negativo de la candidatura de José Antonio Meade en los potenciales votantes.
Ochoa Reza nunca pudo consolidar su liderazgo, entregado por decisión del presidente Enrique Peña Nieto. Su dirigencia se caracterizó por la confrontación con los adversarios, el choque al menos verbal, en una especie de Javier Lozano con menos experiencia política.
Lo sustituyó René Juárez Cisneros, un político guerrerense, cuya carrera fue impulsada durante la gubernatura de Rubén Figueroa Alcocer. Juárez Cisneros ha sido alcalde de Acapulco, diputado federal, senador y gobernador, además, y por un corto tiempo, subsecretario en la Secretaría de Gobernación.
El guerrerense también ha sido delegado del PRI en varias entidades federativas, y hasta el miércoles de la semana pasada por la tarde era responsable de la campaña de José Antonio Meade en Guerrero.
Tiene como reto inmediato hacer que el candidato presidencial del PRI, PVEM y NA salga del tercer lugar en la intención del voto, en donde ha estado desde que fue “destapado” como abanderado externo del PRI y se convirtió en el primer postulado para la presidencia de la República sin ser militante de ese partido, desde 1929 cuando se fundó.
José Antonio Meade es víctima inclusive de versiones que insisten en que será obligado a declinar de facto en favor de Ricardo Anaya, lo cual rechaza en forma categórica e insiste que ganara la elección del primero de julio.
Juárez Cisneros tiene muy poco tiempo para lograr que el candidato presidencial de su partido desbanque a Ricardo Anaya del segundo lugar en las preferencias electorales, única posibilidad de quedar en condiciones de disputar el primer lugar a Andrés Manuel López Obrador, pues nadie le gana al puntero si está en el tercer lugar y todos los sondeos continúan ubicando al candidato priísta por debajo de Anaya y López Obrador.
