*Nebuloso aparece el futuro de la selección de cara al próximo mundial.
Como si presintiera los malos resultados, Ricardo el “Tuca” Ferreti no quería dirigir la selección mexicana de futbol. Al final lo convencieron. Acepto ser interino, pero fue sólo para obtener uno de los peores resultados de un entrenador: cinco derrotas y un solo triunfo.
La utilidad de esos partidos, pero principalmente de los perdidos ante el representativo de Argentina, jugados en Córdoba y Mendoza fue, sin duda, el desnudar el precario nivel competitivo de la selección mexicana. En esos encuentros con esa selección multicampeona mundial, la mexicana recibió cuatro goles, sin anotar uno sólo.
Bueno, sí, logró uno, el de Isaac “Conejito” Brizuela, pero en la portería propia. El delantero, de quien aquí se ha sostenido no nació para ser seleccionado, no fue capaz de generar peligro en el arco argentino, pero anotó un golazo a Jesús Corona a dos metros de distancia; es decir, el equipo sudamericano en realidad concretó tres goles, más uno con que les cooperó el jugador de Chivas.
Empero y al margen del mal saldo de la selección con Ferreti en el banquillo de director técnico, los dueños del futbol mexicano tuvieron oportunidad de conocer el desierto panorama de este deporte profesional. No hay nuevas figuras como para relevar en la selección a los integrantes que ya dieron cuanto tenían que dar o sencillamente perdieron sus facultades físicas indispensables para la alta competencia mundialista. Esa es la utilidad.
Sobre el desempeño de la selección en todos los partidos, pero particularmente en los dos últimos, la verdad es que los seleccionados no tuvieron idea de qué debían hacer en la cancha. Jugaron mal la defensa, la media y la delantera. Además, aun con esa actuación, en el último partido tuvieron tres oportunidades claras de anotar y las desperdiciaron lastimosamente. En una de ellas, la de Gallardo, era más difícil pegarle al portero que meterla al marco por un lado. Fue impotente para crear oportunidades de gol y falló las pocas que generó. No conocieron la palabra juego de conjunto, ni la de despliegue rápido y vertical. Abusó de los pases laterales en media cancha, para luego retroceder la pelota al portero a la defensa. Y así no caen los goles.
La selección argentina también jugó mal; de lo contrario, hubiera goleado a la mexicana, pues las dos únicas oportunidades que tuvo en el estadio Malvinas las anotó. Fue contundente cuando llegó a la portería mexicana.
Para el próximo Mundial, que se jugará en 2022, pero podría adelantarse unos meses, falta poco, por ello los dueños del fútbol mexicano deben comenzar cuanto antes la búsqueda de jóvenes futbolistas con cualidades para consolidarse en unos dos años, porque la casi totalidad de los convocados por el Tuca no parecen reunir condiciones para crecer futbolísticamente en tan corto tiempo. Y quienes juegan en el extranjero, pocos son titulares. Y se sabe ya que desde la banca de suplentes no se desarrollan las potencialidades, porque no se adquiere ritmo de juego, dominio de balón, visión de campo y juego de conjunto: ni siquiera buena condición física.
