*Ha renunciado el 30% de los chóferes por temor a la delincuencia.

Tecámac, Mex.-Esta zona de los municipios de Tecámac y Zumpango concentra un alto porcentaje de las extorsiones y asaltos a transportistas, y la violencia utilizada escaló en los últimos meses. Los actos delictivos comenzaron a incluir el empleo de granadas de fragmentación.
Hasta ahora no se han lanzado contra unidades con pasajeros, pero sí contra autobuses estacionados, como ocurrió el martes de la semana pasada en una colonia de San Juan Zitlaltepec, perteneciente a Zumpango.
Las unidades del transporte de pasajeros que circulan por las carreteras libres y de cuota que pasan por Tecámac son víctimas de asaltos a sus pasajeros. Los delitos aumentan, como sube también la violencia.
El otro problema de inseguridad es el de las extorsiones a los permisionarios, como ha quedado de manifiesto en videos grabados por las cámaras instaladas en el interior de las unidades: los delincuentes le ordenan a los chóferes que les digan a sus patrones que sufrirán represalias si no se ponen al corriente con las cuotas fijadas por los criminales.
Y cumplen su palabra, porque han incendiado unidades, pero ya utilizaron granada de fragmentación, aunque contra unidades estacionadas y sin pasajeros. La situación se torna más peligrosa porque pueden lanzarlas contra unidades con pasajeros, para obligar a los transportistas a pagar el monto de las extorsiones.
La secretaría de Seguridad informó de la localización y desactivación de un artefacto explosivo en un autobús de la línea “La brujas y autotransportes Zumpango-Zitlaltepec”, pueblo éste donde viven muchos permisionarios.
La Secretaría de Seguridad estatal informó que la granada lanzada contra un autobús en Zitlaltepec era de las conocidas como “piñas”, y cuando explotan en lugares con personas ocasionan muchas víctimas debido a los fragmentos que salen disparados en diferentes direcciones.
Dirigentes de empresarios del transporte de esta región del noreste mexiquense informaron que los altos niveles de inseguridad prevalecientes en la zona han ocasionado el abandono del trabajo por parte de chóferes.
El 30 por ciento decidió dejar de laborar, y no hay quien se anime a ocupar las vacantes, precisamente por el peligro que corren ante los criminales, pues los asaltan junto con los pasajeros, pero también los utilizan como mensajeros para exigirle a las empresas el pago de las cuotas a las células delictivas.
En los casos extremos son asesinados para aterrorizar a los permisionarios renuentes a pagar las cuotas fijadas para dejarlos operar sus unidades. La impunidad con que actúan las células criminales es absoluta y llegan al grado de pegar calcomanías para identificar a las unidades al corriente en el pago de extorsiones.