
*La estrategia para pacificar al país debe partir de las diversas modalidades delictivas.
De la redacción
Las organizaciones criminales tienen en México diferentes niveles, especializaciones, modalidades, coberturas, alcances y campo delictivo de acción, pero la más perjudicial para la sociedad es la delincuencia integrada por pobres, “dedicada a robarles a otros igualmente pobres”, reflexionó Jorge Iván Frausto Leal, analista de “El Espectador”.
Siempre han existido malhechores pobres, pero antes de verdad se trataba de quienes robaban para alimentar a su familia. “Ahora es diferente: los asaltantes pobres que le roban a los pobres son jóvenes adictos urgidos de dinero para comprar drogas, en una situación grave, no suficientemente estudiada”, abundó el politólogo.
En entrevista con este semanario, sostuvo que hay dos modalidades delictivas muy dañinas para la sociedad, aunque no impresionen ni impacten como las ejecuciones, los desmembramientos de cuerpo y los enfrentamientos a tiros entre grupos criminales y con las fuerzas del orden.
Se trata del robo en diferentes modalidades de pobres a pobres y de las extorsiones mediante el sistema denominado “cobro de piso” a establecimientos comerciales, muy generalizado en el país, detalló Frausto Leal.
La mejor prueba de que pobres roban a pobres lo tenemos en los asaltos al interior de las unidades del transporte público de pasajeros. Muchas veces las víctimas son tan pobres o más que sus victimarios, que ni siquiera tienen dinero para comprar armas de fuego y para perpetrar delitos utilizan pistolas de plástico y armas blancas, recordó el colaborador de este semanario.
No se trata, aclaró, de minimizar la peligrosidad, ni de justificar a los asaltantes pobres; y menos cuando no roban para obtener dinero para la sobrevivencia de sus familias, “sino para adquirir y consumir drogas”. No obstante, la estrategia general de pacificación del país debe partir del estudio y conocimiento de esta realidad.
“Para cada modalidad criminal deben existir acciones preventivas, persecutorias y sancionadoras específicas, pues no puede combatirse de la misma forma a quienes trafican y exportan grandes cantidades de droga o ‘lavan dinero’, que a quienes dañan a la sociedad para obtener dinero inmediato para satisfacer sus adicciones”, recalcó.
El enviciamiento de jóvenes pobres es el principal combustible que genera y alimenta la inseguridad pública y la violencia a ras de piso, porque ahora roban incluso en sus colonias, lo cual no ocurría antes: los malhechores delinquían lejos de los lugares donde habitaban, donde no los reconocieran, rememoró el entrevistado.
Por ello insistió en que para obtener éxito la estrategia de combate a la inseguridad pública y la violencia que pondrá en marcha el nuevo gobierno federal debe tomar en cuenta las distintas modalidades, niveles y especialidades del universo criminal.