
*Hace un siglo los bosques llegaban a Tlacotepec; ahora ocupan superficies pequeñas.
De la redacción
El deterioro ambiental en el Valle de Toluca contribuye al cambio climático, por lo que es urgente desplegar esfuerzos para restaurar las condiciones de la naturaleza, mediante exitosos programas de reforestación, propuso el geógrafo Juan Pérez Domínguez.
Responsable del Observatorio Museo “Mariano Barcena” de la UAEM, conocido como “Meteorológico de la Universidad”, anticipó que recuperar las condiciones ambientales de hace un siglo exige plantar millones de árboles en el Nevado y cuidar que “peguen”; es decir, sobrevivan y no se sequen.
Esta tarea requiere de mucho tiempo, dinero y esfuerzo sostenido, porque la riqueza forestal que existía se perdió en un alto porcentaje. Es poco lo que queda de bosques y mucho lo que debe restaurarse, lo cual ha afectado las condiciones ambientales de la región, abundó el especialista en temas de climas.
Como acción inmediata debe frenarse la pérdida de los bosques del Nevado, para después revertir el fenómeno de la deforestación, que afectó a la mayor parte de la zona arbolada existente hace un siglo.
En este sentido, el Movimiento Ecologista del Estado de México (MEEM) fundado por el doctor Roberto Gómez Navarrete está advirtiendo desde hace más de 30 años de la depredación de la riqueza forestal del Nevado, permitida por autoridades y protegida por funcionarios corruptos.
Anticipó lo que estamos padeciendo ahora y urgió a tomar medidas con planes y programas de gran calado para evitar una catástrofe ambiental que ahora toca la puerta, porque no se hizo lo necesario para conjurar el peligro. Y la indiferencia sigue.
Las más de 50 mil hectáreas del Nevado de Toluca no sólo fueron desprotegidas, sino que en el sexenio pasado se modificó al estatus legal de esa superficie, para permitir las actividades productivas que antes estaban prohibidas por perniciosas para el ambiente.
Pérez Domínguez reiteró que no sería una tarea fácil, ni rápida la de recuperar, porque no se trata de que sólo se planten decenas de millones de árboles, sino de que sobrevivan y crezcan para proporcionar los servicios ambientales que demanda la población del Valle de Toluca, la cual y tan sólo en los municipio conurbados con la capital mexiquense supera los 2.5 millones de personas.
Los bosques del Nevado de Toluca, muy deteriorados por la tala clandestina y autorizadas irracional ambas, regulan el clima, producen oxígeno, permiten la infiltración del agua al subsuelo y alimentan veneros y manantiales que aportan agua a las cuencas del Río Lerma y el Río Balsas, particularmente al Cutzamala.
Pérez Domínguez dijo que no se podrán restaurar las condiciones ambientales del siglo pasado si no se reforesta para recuperar los bosques perdidos, pues hace un siglo llegaban hasta Tlacotepec, a las afueras de la zona urbana de Toluca.