COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
RISIBLE LA ULTRADERECHA INTERNACIONAL,
PERO NO DEBE SUBESTIMARSE SU PRESENCIA
Las posiciones ideológicas de la ultraderecha internacional, que efectuó la semana pasada en la Ciudad de México su denominada “Conferencia Política de Acción Conservadora” fueron risibles, ridículas y hasta primitivas ideológicamente hablando. Ratificaron su determinación de intensificar su lucha contra el comunismo y el socialismo; es decir, contra lo que ya no existe.
Fueron más allá y enlistaron entre sus objetivos de lucha terminar contra los masones, que no se ven por ninguna parte, y si existen no influyen en la conducción y orientación de los gobiernos nacionales. Estas posiciones de la ultraderecha internacional son anacrónicas, pero las fuerzas de izquierda y progresistas no deben subestimar la presencia y actuaciones de estos grupos.
Son partidarios de los golpes de estado, de las dictaduras militares, de la represión de los derechos fundamentales de las personas, como el de las mujeres a decidir libremente sobre su cuerpo, el de los grupos de la diversidad sexual, los del derecho a los matrimonios entre personas del mismo sexo, del feminismo en general y de los migrantes.
Sus metas y estrategia no deben minimizarse, porque la historia enseña que este tipo de manifestaciones pueden crecer, como ocurrió en Alemania con Adolfo Hitler, después de la Primera Guerra Mundial. Se le calificó de loco, y debió estarlo, por las atrocidades que perpetró su gobierno nazi, pero se le dejó crecer, hasta lograr el apoyo de una franja importante de la sociedad alemana, que padecía graves problemas económicos y un ánimo de revancha por su derrota en la primera conflagración mundial.
Su mentalidad y visión del mundo y de la lucha política es tan extremista que, por ejemplo, el portavoz de esa corriente de pensamiento en México, un exfarandulero llamado Eduardo Verástegui, durante la Conferencia calificó a derechistas virulentos como Marko Cortés, Vicente Fox, Felipe Calderón, Margarita Zavala, Lilly Téllez, Kenia López Rabadán y otros ultraderechistas mexicanos de ” la derechita mexicana cobarde”, y les reprochó que no quieran asumirse públicamente como militantes de la derecha.
Esta visión del mundo cuenta con mucho respaldo de la ultraderedcha empresarial, especialmente de las grandes corporaciones globales y el capital financiero mundial, además del apoyo de la parte más atrasada del clero de cada país, por lo que sería inconveniente para la izquierda y los partidos progresistas de México y América Latina no derrotar política y electoralmente al ultraderechismo internacional.
La ultraderecha sufrió severos reveses en las urnas en los últimos años en países latinoamericanos, pero tiene fuerte presencia, mediante grupos evangélicos, en Brasil, Perú, Argentina, Chile, Ecuador y Bolivia.