DISTINTOS LÓPEZ-DÓRIGA Y CIRO GÓMEZ LEYVA
MAXIMILIANO CASTILLO R
Una abrumadora mayoría de periodistas de medios informativos impresos, de noticieros de radio y televisión y de redes sociales de cobertura nacional, son furibundos opositores al presidente Andrés Manuel López Obrador, a su partido y a su denominada cuarta transformación. Todos los días y a cualquier hora lo atacan, la mayoría de las veces a partir de información falsa, que dan por verídica.
Con todo, de entre ese numeroso grupo destacan dos por tener muchos televidentes, radioescuchas y seguidores en sitios digitales: Joaquín López Dóriga y Ciro Gómez Leyva. Son los más iracundos y hasta biliosos en sus opiniones, lo cual los hermana en el afán de debilitar al mandatario y generar condiciones apropiadas para que la oposición, que ahora tiene como patrona a la ultraderecha empresarial, pueda intentar con alguna posibilidad de éxito derrotar a Morena en las elecciones federales del próximo año, especialmente en la presidencial.
No obstante, se equivocarán quienes piensen que tienen las mismas motivaciones para combatir al lópez-obradorismo y a su cuarta transformación. En esto difieren mucho, como son distintas sus trayectorias periodísticas, la imagen de cada uno y lo que buscan con su combate al presidente de la República desde cuando era opositor; es decir, antes de ganar el cargo.
Al llamado “Teacher” ya no lo dejó López Obrador seguir cobrando 246 millones de pesos sexenales en la presidencia de la República, y eso lo tiene furioso, porque le cortaron una racha de 55 años de formar parte de los mecanismos de saqueo de fondos públicos. Si no le hubiera tocado sus intereses ilegítimos, seguiría igual de contento. Así lo estuvo con los gobiernos priistas y panistas durante medio siglo, porque no tiene ideología, ni compromiso con la sociedad, sino intereses económicos y privilegios personales.
López-Dóriga no se caracteriza por la ética; al contrario, se volvió adicto al dinero, a la riqueza, a los lujos. Y no puede vivir sin eso. Es un periodista sin escrúpulos. Para dar una idea de su perfil y trayectoria, basta recordar que en 1981, un gobierno considerado hasta antes de Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto como el más corrupto de los últimos 70 años: el de José López Portillo, lo corrió de IMEVISÓN por corrupto. El canal 13 era propiedad del gobierno federal y ahora convertido en Televisión Azteca, de Ricardo Salinas Pliego.
Fue sacado por la Policía Judicial Federal de las instalaciones de la televisora, entonces pública, donde era director general de Noticias y Eventos Especiales y conductor del noticiero principal del Canal. Le atribuyeron cobrar por su cuenta propaganda difundida en su noticiero y de fundar una empresa para captar publicidad, que revendía a la empresa pública, como se informó en su momento.
Se difundió igualmente que junto con otros periodistas cobraban al Banrural por trabajos de desmonte, que no efectuaban, aunque no fue denunciado penalmente. Lo fue en desplegados, como el que insertó en una plana completa el gobernador de Guerrero, Zeferino Torreblanca, a quien atacaba. El gobernante dio a conocer que el motivo de los ataques del periodista fue porque no le quiso otorgar contratos de publicidad por montos multimillonarios.
Su propia última salida de Televisa se dio en medio de denuncias penales de la multimillonaria y accionista de esa empresa, María Asunción Aramburuzavala, quien acusó a un familiar de López-Dóriga de intentar extorsionarla con una suma estratosférico de dinero, y dio a conocer que el periodista la amenazó para que retirara las denuncias penales. Este tipo de antecedentes no los tiene Gómez Leyva,