COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
LA GRAVEDAD DE LAS ACUSACIONES Y PROCESO A EX TITULAR DE PGR
Y DEL FISCAL DE MORELOS, POR LOS DELITOS DE QUE LOS ACUSAN
Está en prisión y vinculado a proceso penal el ex procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, por haber obstruido las investigaciones para esclarecer la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, en Iguala, Guerrero, la noche del 26 de septiembre de 2014.
Como titular de la institución procuradora de justicia estaba obligado a esclarecer lo ocurrido y encontrar a los jóvenes, encontrar a los asesinos materiales e intelectuales y a los que facilitaron la operación criminal. Lejos de eso, desvió las investigaciones y cerró el caso con la conclusión oficial de que fueron ejecutados por un grupo de la delincuencia organizada y sus cuerpos incinerados en el basurero de Cocula, municipio limítrofe de Iguala.
De acuerdo con la investigación sobre la forma cómo se investigó el caso, que tuvo resonancia mediática nacional e internacional, y por testimonio de presuntos participantes, los hechos no ocurrieron como fueron presentados por Murillo Karam en la declaración de la “verdad histórica”, por lo que se obstruyó la procuración y administración de la justicia y dejó desaparecidos a los 43 alumnos normalistas.
No fue todo: personal de la PGR detuvieron a supuestos culpables, pero fueron torturados para que declararan lo que la FGR quería que dijeran, para cuadrar todo con la “verdad histórica” y no dijeran lo que verdaderamente ocurrió. Por las torturas los detenidos fueron liberados, para dejar impunes sus delitos y agraviar a las víctimas. Fue grave que el principal responsable de procurar justicia en el fuero federal haya obstruido esa procuración de justicia, lo que no es motivo de escándalo.
La información y análisis de su desempeño como procurador no profundiza sobre este aspecto delicado. Se centra casi exclusivamente en la relevancia del personaje y la gravedad de los hechos, pero no se examina que se obstruyó la justicia, y no por incapacidad o desinterés, sino deliberadamente para dejar impune lo ocurrido.
Aun cuando se trató de sólo una víctima, comparada con los 43 normalista, eso no le quita gravedad al ocultamiento de la verdad en el caso de la joven Ariadna Fernanda, víctima de feminicidio y cuyo cuerpo apareció en territorio de Morelos. El fiscal general de Justicia de esa entidad federativa, Uriel Carmona Gándara, también obstruyó la procuración y administración de justicia, porque presentó la muerte de la joven como producto de una congestión alcohólica, cuando el cuerpo tenía una fractura en el cráneo.
No es creíble que el personal de la Fiscalía de Justicia morelense no haya detectado ese golpe mortal y difundiera lo de la congestión alcohólica, con lo cual y de paso también revictimizó a la joven capitalina. Carmona Gándara, como Murillo Karam, están vinculados a proceso por hacer desde sus cargos público todo lo contrario de lo que era su obligación, en circunstancias que revelan lo mal que estuvieron trabajando en la procuración de justicia.
Al margen del desenlace que tendrán sus respectivos procesos penales, su encarcelamiento debe preocupar por lo que representa para la procuración e impartición de justicia cuando está en manos de personajes como Murillo Karam o Carmona Gándara, cuya gravedad no parece preocupar a los medios informativos.
