COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
DONALD TRUMP, VÍCTIMA DE LA ABUNDANCIA DE
ARMAS DE ALTO PODER EN MANOS DE CIVILES
Para ejemplificar el caso con fuerza, es necesario recurrir a situaciones burdas: Donald Trump no habría corrido peligro de muerte la tarde del último sábado, en un condado de Pensilvania, si su agresor lo hubiese atacado con una resortera. El atentado fue peligroso por el arma de alto poder utilizada, un rifle semiautómatico AR-15.
Es el mismo tipo de armas que cada año ingresan por decenas de miles ilegalmente a nuestro país y terminan en manos de miembros de la delincuencia organizada, para asesinar a enemigos e intimidar a la sociedad y a las propias autoridades. En México se ocasionan muertes todos los días con ese tipo de armamento.
La industria armamentista de Estados Unidos obtiene grandes ganancias cada año, especialmente con su producción utilizada en las guerras y por los grupos criminales del mundo, porque antepone al lucro a la seguridad pública, vida y bienes de la población de cada país, sin remordimiento alguno.
Todos los gobiernos de Estados Unidos, en mayor o menor medida, han apoyado a la industria armamentista, tanto sus actividades productoras de armamento pesado, para las naciones, que vende a crédito otorgado por el propio gobierno estadounidense a los países por cientos de miles de millones de dólares, de lo cual el endeudado gobierno de Ucrania es el mejor ejemplo, como también los grupos criminales, especialmente los de México.
Como presidente, Donald Trump respaldo poderosamente a la industria armamentista y la venta con mucha facilidad de armas de alto poder a ciudadanos estadounidenses, como es el caso del rifle con que fue atacado y el cual fue adquirido por el padre del atacante, abatido en el escenario de los hechos.
Lo ocurrido al expresidente de Estados Unidos y candidato con altas posibilidades de ganar el 5 de julio debería motivarlo a revisar el tema de la venta casi indiscriminada de armas a particulares. Si no les importan las aproximadamente 70 personas asesinadas en México cada 24 horas, debería preocuparle la violencia y las muertes por arma de fuego en su propio país, de lo cual él mismo fue víctima el sábado, cuando pronunciaba un discurso dentro de su campaña electoral.
Una enmienda constitucional estadounidense garantiza la compra-venta, posesión y portación de armas de fuego de alto poder por parte de los habitantes de la vecina nación, y se toma esa garantía como inmutable, sin importar las consecuencias de las armas en manos de gente como Thomas Matthews Crooks, que por poco le arrebata la vida al multimillonario candidato presidencial republicano, pues unos 5 centímetros más a la izquierda de la oreja derecha herida, el proyectil le habría destrozado el cráneo.
No se trata de un asunto anecdótico, sino de un hecho grave que debe partir de que la venta armas a particulares y el envío ilegal de las mismas a grupos delictivos ocasiona decenas de miles de muertes al año en otros países, de ello México es un ejemplo acabado. Esas vidas, la mayoría, debe reconocerse, son de personas dedicadas a actividades ilícitas, pero no ocurrirían en esa cantidad sin las armas que consiguen en Estados Unidos, de las cuales un alto porcentaje son del tipo utilizado contra Donald Trump.
Sería útil que el próximo gobierno estadounidense se atreviera a defender la vida de sus gobernados y de los habitantes de otras latitudes, mediante un mayor control para la venta de armas, para impedir que lleguen a manos criminales domésticas y de otras naciones. Lo ocurrido al casi seguro ganador de la elección presidencial del 5 de noviembre debería conducirlo a reflexionar al respecto, lo que todo mundo sabe, es ingenuo esperar, a pesar de que un individuo estuvo a punto de asesinarlo con un rifle de alto poder y mira telescópica.