COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R
MORENA, OBLIGADO A ASUMIRSE COMO PARTIDO
EN EL PODER, CON ORGANIZACIÓN HORIZONTAL
Antes de llegar a la dirigencia nacional de Morena, este espacio le preguntó a Mario Delgado, ahora titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), si su partido estaba a la altura de las exigencias de una organización en el poder. Contestó que no; ni en organización vertical, ni horizontal, ni en afiliados formales; es decir, no tenía comités directivos estatales, y mucho menos municipales, ni militancia numerosa.
Eso pensaban también los especialistas en temas partidistas; sobre todo, después de que el ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador se convirtió en candidato presidencial y ganó el cargo. Dejó como dirigente provisional a Yeidckol Polevnsky, sin capacidad organizativa, ni para llevar a cabo campañas de afiliación de las decenas de millones de ciudadanos mexicanos apoyadores del Movimiento de Regeneración Nacional y del mandatario federal.
En 2018 el tabasqueño logró más de 30 millones de votos, record entonces, roto este año por la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, prueba del enorme respaldo popular de las causas y objetivos estratégicos del morenismo y de la cuarta transformación; no por la eficacia de dirigentes. Los mandos partidistas no han sido capaces de afiliar más que a un reducido porcentaje de las decenas de millones de seguidores de las causas de la cuarta transformacicón.
Esta situación es común todavía en todas las entidades federativas, entre ellas, la mexiquense, la de mayor peso demográfico y electoral del país. Aquí no hay comités municipales morenistas y mucho menos seccionales, además de la nula actividad de afiliación mostrada por sus dirigencia de 2018 a la fecha. En estos momentos no tiene representantes interesados en fortalecer a Morena y a convertirlo en un partido que asuma su condición de gobernante.
La presidenta, Martha Guerrero, y el secretario general, Nazario Gutiérrez, están más atentos a que llegue el primero de enero para asumir las alcaldías de La Paz y Texcoco, respectivamente, que en construir un partido vertical y horizontal y formar nuevos cuadros, aprovechando los millones de votantes que tiene el partido gobernante, sus causas y objetivos de la cuarta transformación, pero que no son afiliados partidistas.
Desde 2019 en el Estado de México Morena se dedicó de lleno a construir la candidatura del senador Higinio Martínez Miranda para la gubernatura. Éste se convirtió en el mando estatal de facto del partido y decidió candidaturas para las alcaldías y diputaciones locales, llevados al triunfo por la popularidad del ahora exmandatario federal, y por el respaldo a las causas de Morena, no por el trabajo de su directiva. El legislador no pudo concretar su objetivo, pero no dejó su meta.
Como ocurre a nivel nacional, en el Estado de México Morena no se comporta como partido gobernante, apoyador decidido del gobierno surgido de sus filas, sino como instrumento para concretar las ambiciones de su líder de facto para el 2029. Nadie conoce acciones de la dirigencia estatal morenista en respaldo de los programas y decisiones de la mandataria estatal.
Ni siquiera se preocupa por revisar si ésta se desempeña de acuerdo con los principios del partido guinda y los objetivos de la cuarta transformación. Procede como si no fuera el partido en el poder, aunque la gobernadora Gómez Álvarez tiene la ventaja de que la oposición es débil y se encuentra más preocupada por digerir su derrota y encontrar el camino para rehacerse, por lo cual la mandataria no enfrenta problemas de boicot a su programa de trabajo sexenal. Por eso mismo no se nota la desorganización y falta de trabajo partidista de las directivas formal y fáctica del morenismo en el poder.