COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
CONFÍA EL PRI SER DE NUEVO EL PARTIDO EN EL
PODER, CON UNA DIRIGENCIA PRIISTA DE MORENA
El Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) logró, sin romper un cristal en su lucha pacífica, rescatar al gobierno federal del control del segmento más corrupto de la oligarquía mexicana, la ultraderecha empresarial, ese reducido grupo enriquecido hasta el insulto con la corrupción de los gobiernos neoliberales, que tenía a su servicio los poderes constituidos, lo cual le permitió acumular cada año mayor riqueza e influencia política.
El gran empresariado mexicano desde siempre tuvo fuerte influencia en los gobiernos, especialmente de los priistas, y en ocasiones decidió el contenido de los presupuestos de egresos de la federación y las leyes anuales de ingresos; no obstante, jamás antes alcanzó el poder que ejerció durante los gobiernos neoliberales, y en forma particular del año 2000 al 2018. En este período los presidentes fueron sometidos y convertidos en rehenes al servicio de ese pequeño grupo de nuevos ricos.
Y si eso ocurrió con los titulares del Poder Ejecutivo Federal, ya es de imaginar lo que ocurría en los poderes Legislativo y Judicial, en los partidos políticos, empresas públicas, órganos autónomos y organismos auxiliares, para no hablar de los gobiernos estatales y municipales; es decir, los enriquecidos mediante la corrupción mandaban en el país, fuera el PRI o el PAN quien oficialmente ocupara la presidencia de la República.
Morena se consolidó este año al conservar el Poder Ejecutivo y alcanzar mayoría calificada en la Cámara de Diputados Federal y el Senado de la República, más 23 gubernaturas y 25 legislaturas locales, pero a estas alturas el riesgo de su debilitamiento lo representan las ambiciones de poder de sus grupos, tanto nacionales como estatales, y la “infiltración” que sufrió desde su fundación por parte de cuadros del PRI, algunos provenientes de los sectores menos democráticos y corporativos, de concepción patrimonialista de la política y el ejercicio del poder, que en forma oportunista se incorporaron formal o mediante la cuarta transformación.
Este riesgo de dividirse, debilitarse o apartarse de los principios que le dieron vida existirá en mayor o menor medida en todas las entidades federativas, con excepción de la Ciudad de México, donde sus militantes y cuadros tienen una sólida formación ideológica e inmodificable lealtad a los objetivos del partido guinda y de la cuarta transformación, por la larga historia de luchas sostenidas y los primeros grandes triunfos obtenidos desde que la izquierda era representada por el PRD.
Para el caso del Estado de México, puede tomarse como broma, pero tiene un viso de veracidad la aseveración de viejos e influyentes priistas, quienes consideran que con el cambio de dirigentes estatales morenistas el 30 de este mes, el priismo puede volver a ser el partido en poder, vía sus antiguos militantes, quienes nunca abandonaron su formación priista y ahora están en condiciones de encabezar al morenismo, pero con su ideología tricolor.
Recuerdan que no fue casual que morenistas protegieran la corrupción de los gobiernos priistas, especialmente de los dos últimos mandatarios, aunque ese apoyo para ocultar el fenómeno lo aportaron desde que dirigían al PRD, partido al cual destruyeron en suelo mexiquense, por abandonar los principios y objetivos estratégico que animaron su creación, a cambio de gran bonanza económica que no puede ocultarse. Pronto sabremos si ell priismo domina en Morena mexiquense.