COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
EN MANOS DE 133 CARDENALES ESTARÁ MAÑANA EL FUTURO
MEDIATO Y DE MEDIANO PLAZO DE LA IGLESIA CATÓLICA
La Iglesia Católica, cuyos líderes tiene una enorme influencia en los asuntos mundiales, más allá de la fe que profesan sus miembros, se jugará mañana en el cónclave de cardenales su futuro mediato y de mediano plazo. Todo dependerá del perfil teológico de quien sea electo para ocupar la silla del Papa Francisco, fallecido el 21 de abril y sepultado el 26. A partir de mañana 133 de 135 cardenales del mundo católico con derecho a voto decidirán el nombre de quien será su guía.
Los especialistas en tema del Vaticano sostienen que la lucha por el conocido también como trono de San Pedro entre conservadores y progresistas del cardenalato internacional favorece a los últimos, porque fueron designados por el Papa Francisco, inclusive 20 lo fueron en diciembre del año pasado, pero otros expertos consideran que eso no garantiza lealtad al pensamiento y acciones del Papa argentino, quien enfrentó férrea resistencia entre la curia romana por sus posiciones liberales.
En especial, el cardenal de Nueva York y otro de Alemania se oponen abiertamente a la continuidad de la línea del Papa Francisco de acercamiento o no condena a la comunidad LGBTQ+ y la bendición a católicas y católicos que volvieron a casar con otras parejas; pero sobre todo, que impusiera una política de austeridad, contra la ostentación de lujo de los jerarcas religiosos y abogará por el servicio a los más humildes y fuera consecuente con él.
A muchos cardenales derechistas no les gustaba la condena del Papa a la guerra, al genocidio -como el que perpetra Israel en la Franja de Gaza- ni su reprobación expresa a la carrera armamentista, a la cual las grandes potencias económicas destinan billones de dólares al año, mientras son incapaces de aportar fondos importantes para que los pueblos atrasados superen su pobreza; los cardenales conservadores provienen de naciones industrializadas, que desean la vuelta a un Iglesia Católica insensible a los sufrimientos y necesidades de los grandes grupos que pueblan la tierra.
Sus pronunciamientos sobre el mal trato y estigmatización de los migrantes, problema muy grande en Europa, también le concitaron malquerencia y rudas críticas de algunos cardenales, como le valieron también cuestionamiento a su condena expresa a la corrupción, que en el seno del Vaticano personificaba el cardenal Angelo Becciu, quien fue destituido por el Papa Francisco, por fraude financiero y malversación de fondos, al que privó de sus derechos cardenalicios, comenzando por el de votar en el conclave.
Hay incertidumbre aun entre quienes conocen a fondo los asuntos internos de la Santa Sede, porque del perfil de quien resulte Papa dependerá el futuro de la Iglesia Católica Mundial, en una época difícil para la humanidad por la pérdida de dinamismo de la economía, que augura tiempos difíciles para las familias pobres de cada país, y a ello se agrega la desastrosa política comercial internacional del presidente estadounidense Donald Trump.
En estas condiciones, y dada la desfavorable correlación de fuezrzas que tiene, la parte conservadora de la alta jerarquía católica luchará por la elección de un Papa moderado; es decir, en una clara posición de “de lo perdido, lo que aparezca”, porque después de todo el futuro de la Iglesia Católica mundial dependerá de que se deshaga de los lujos y de la preferencia por los grupos privilegiado, de lo cual advirtió el Papa Francisco en su reunión con la cúpula del clero mexicano durante su gira por el país.
Ese tipo de alto clero no tiene futuro, además de que representa valores contrarios a los de humildad, servicio a los demás, y ajenidad a la ostentación que caracteriza a un alto porcentaje de la jerarquía eclesiástica en el mundo, y en México, de lo que es ejemplo el cardenal Norberto Rivera Carrera, de quien mucho se habló en los últimos días, por la adquisición de dos depertamentos de lujo en la Ciudad de México, de 10 millones de pesos cada uno.
De la misma forma no hay certeza de la duración del conclave, pues unos consideran que no pasará de tres días, mientras otros estiman que podrían ser semanas para que salga humo blanco de la chimenea de la Capilla Sixtina, en señal de que hay nuevo Papa. Recuerdan con frecuencia que el record en menor tiempo fue de 10 horas, mientras que el del más largo duró dos años y nueve meses. Las votaciones comenzarán mañana, y es deseable que gane quien ofrezca más garantía del fortalecimiento de la Iglesia Católica y su modernización, para responder a las actuales necesidades espirituales de quienes profesan esa fe.