*Adoptó el nombre de Papa León XIV. *No figuraba entre los favoritos, pero era influyente en El Vaticano.
De la redacción
Los 133 cardenales de 70 países de los cinco continentes eligieron hoy al cardenal estadounidense-peruano, de la orden de los agustinianos, Robert Francis Prevost , de 69 años (cumplirá 70 el 14 de septiembre), como nuevo Papa, a 17 días del fallecimiento del Papa Francisco, de quien era cercano. Adoptó el nombre de León XIV, un Papa muy sensible a los sufrimientos de la población humilde.
En su primer mensaje a los mil 400 millones de católicos y a todos los países del mundo, puso énfasis en los temas de la paz, el tendido de puentes, diálogo entre las naciones, recuperar feligresía y la cercanía y atención de los que más sufren, en una línea nada diferenciada a la del Papa Francisco. Fue en el segundo día de Cónclave, a las 18:08 horas, tiempo de Roma; 10:08, de México, cuando la chimenea de la Capilla Sixtina -donde se efectuó la votación- arrojó humo blanco, señal de que se había designado ya al sucesor de Pedro en el trono la Iglesia Católica, pero fue una hora seis minutos después cuando se pronunció la conocida frase de “Habemus Papam”.
No obstante, hubo que esperar varios minutos más para que el Papa León XIV apareciera en el balcón principal de la Capilla Sixtina, para enviar su mensaje y dar su primera bendición, que incluyó un saludo especial a la que fue su Diócesis, en Chiclayo, Perú, donde llegó como misionero y fue designado cardenal por el Papa Francisco apenas en el 2023.
Su elección sorprendió e hizo quedar mal a quienes se presentaron durante los últimos 17 días como especialistas “altamente” calificados en temas del Vaticano, quienes mencionaron al menos diez nombres de cardenales como favoritos para ganar el cargo de guía del catolismo mundial y representante del Estado Vaticano. En esas listas no apareció el cardenal Robert Francis Prevost.
El hecho de que hubiera nacido en Estados Unidos, y por la visita de Donald Trump en los funerales del Papa Francisco, muchos analistas opinaron que esa presencia del mandatario estadounidense influyó para la elección del primer Papa oriundo de Estados Unidos y el segundo (y en forma consecutiva) del continente americano. Esa creencia se fortaleció con la felicitación que envió Trump.
La verdad es que el nuevo Papa, cuyo cargo le confiere una influencia mundial en temas que rebasan lo meramente religioso, representa valores contrarios a los de Trump. Este hubiera preferrido al cardenal de Nueva York, cercano sus posiciones ultraderechistas, aunque conociéndolo, seguramente querrá atribuirse parte del éxito del titular de la Diócesis de Chiclayo, como lo hizo la presidenta de Perú, Dina Boluarte, quien igualmente representa valores contrarios a los del nuevo Papa, quien obtuvo la nacionalidad peruana en el 2015.
Desde ahora se auguran problemas al interior con la minoritaria, pero poderosa corriente conservadora y ultraconservadora cúpula del catolicismo mundial, por sus posiciones progresistas, como los enfrentó el Papa Francisco. El clero italiano en especial, y el europeo, en general, buscaba recuperar el liderazgo del catolicismo a escala planetaria. Están igualmente los conflictos como las guerras en Ucrania, palestina, el escaso dinamismo de la economía mundial y un presidente Donald Trump que procede frente al mudo con valores anticristianos.
El resultado sorprendió a quienes examinaban el proceso de sucesión en el Vaticano a partir de la antigua correlación de fuerzas al interior de la cúpula dirigente de la Iglesia Católica, sin considerar que el 80 por ciento de los 133 electores fueron designados cardenales por el Papa Francisco, y la abrumadora mayoría pertenecen a la corriente del fallecido Papa, a quien respaldaron durante su gestión espiritual de 12 años. Eso explica que en sólo dos días de cónclave se resolviera la sucesión.
Lo ayudarán mucho su condición de matemático y reconocido teólogo, sensible a los problemas de los pobres, porque nació y creció en Chicago, pero en un barrio de obreros, y tuvo contacto con la pobreza de latinoamericana durante su trabajo misionero en el norte de Perú, donde abunda la pobreza.