COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R
PRIMERA ACUSACIÓN EN USA DE NARCOTERRORISMO CONTRA
CAPOS MEXICANOS; SIGUEN SIN MIRAR A SUS PROPIAS MAFIAS
El Departamento de Justicia de los Estados Unidos acusó formalmente por narcoterrorismo a dos presuntos capos mexicanos: Pedro Inzunza “El señor de la Silla” o “Sagitario”; y a su hijo Pedro Inzunza Coronel, llamado también “El Pichón” o “Pájaro”. Es la primera ocasión que la justicia estadounidense denuncia formalmente por este delito, cuya gravedad las leyes internas permiten su aplicación extraterritorial; es decir, por delitos cometidos en otros países.
Padre e hijo son considerados altos mandos del grupo de los Beltrán Leyva, aunque inexplicablemente, Víctor Cuén, fiscal auxiliar ejecutivo del Departamento de Justicia de Estados Unidos, los ubicó también como cabezas del “Cartel de Sinaloa”, que como se sabe, son grupos rivales desde el 2008.
En la conferencia de prensa en que se dio a conocer la primera acusación por el cargo de narcoterrorrismo, participaron funcionarios de agencias estadounidenses como el Buró Federal de Investigación (FIB) por sus siglas en inglés y de la Unidad de Investigaciones de Seguridad Nacional. Cuén advirtió a los acusados: “Los perseguiremos hasta que en última instancia se encuentren sentados en una sala del Tribunal del Sur de California (San Diego)”.
Los dos presuntos altos jefes del narcotráfico están acusados de encabezar una red bien organizada, que se dedicaba a importar cocaína, metanfetamina y fentanilo y su introducción ilegal al territorio estadounidense, además de “lavar dinero”, para lo cual utilizaban en el vecino país a transportistas y “empresas fachada” para lavar dinero.
También tienen acusaciones de cometer actos de terrorismo asociado al narcotráfico, violencia contra enemigos y financiamiento de ataques contra autoridades, lo que padre e hijo hacían desde México. Se insistió mucho en el alto nivel jerárquico en el mundo criminal que tenían los Pedro Inzunza, como cabezas del tráfico de drogas hacía el territorio de los Estados Unidos, donde cada año ocasionan la muerte de más de cien mil personas por sobredosis.
El anuncio de los primeros cargos por narcoterrorismo se dio pocos días después de que 17 familiares de Joaquín “El Chapo” Guzmán, incluyendo a su ex esposa, se entregaron a autoridades de Estados Unidos, presumiblemente para radicar en ese territorio y ponerse a salvo de los peligros que representa la lucha sangrienta entre los hijos del capo y los de Ismael “El Mayo” Zambada desde septiembre del año pasado, después de que el jefe del “Cartel de Sinaloa” fuera llevado contra su voluntad al vecino país del norte.
Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos mantiene su resistencia a combatir de verdad al narcotráfico en su territorio, de donde son y donde operan los grandes capos globales de las drogas, quienes se quedan y “lavan” el 93 por ciento de los 400 mil millones de dólares que dejan al año las drogas en su venta al menudeo. Ninguna organización criminal de México o América Latina tiene capacidad para “blanquear” ese monto de dinero sucio. Sólo pueden hacerlo los capitales financieros globales que tienen sus matrices en lujosos edificios de Nueva York, Chicago, Miami y Los Ángeles.
No obstante, el presidente Donald Trump no los ve o finge no saber que los verdaderos capos son los suyos, y que mientras no se destruya la red de “lavado de dinero”, tarea criminal indispensable para introducir el dinero sucio al circuito legal del dinero global, seguirán muriendo cien mil jóvenes estadounidenses al año por sobredosis de diversas sustancias tóxicas ilícitas y los capos gringos seguirán obteniendo ingresos ilegales equivalentes al 93 por ciento de los 400 mil millones de dólares que deja en Estados Unidos el narcomenudeo.