COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
DEBEMOS ACOSTUMBRARNOS A VIVIR 4 AÑOS DE
DESACUERDOS CON EL PEOR PRESIDENTE DE USA
Hoy más que nunca, con Donald Trump como presidente cobra plena vigencia aquella aseveración de “México y Estados Unidos son buenos vecinos, pero nuestro país es el bueno y los Estados Unidos sólo es el vecino”, porque es rijoso y busca cualquier pretexto para arremeter contra nosotros.
No es broma, sino una brutal realidad que frente a México el multimillonario y anaranjado mandatario estadounidense reedita con frecuencia aquel viejo cuanto del lobo feroz y el indefenso corderito, que no conocen las nuevas generaciones de mexicanos, pero resulta muy ilustrativo en estos momentos.
Según la fábula, en un arroyo de aguas cristalinas bebía agua el lobo, y unos 30 metros río abajo hacía lo mismo un corderito. La fiera le reclamó con palabras altisonantes al pequeño ovino: “Que no ves que estás ensuciando el agua que bebo”. Sin alterarse, el cordero le contestó: “señor lobo. No puedo ensuciarle el agua porque yo estoy abajo y usted arriba” (del curso del arroyo).
El contundente razonamiento del corderito, en lugar de calmar al furioso y abusivo lobo, lo enardeció más. Le replicó: “¡Entonces soy chismoso!”. Y sin más, con abuso de su fuerza y volumen corporal, sacrificó al inofensivo y noble borreguito.
Así ocurre con Donald Trump, un hombre de escasa estatura de estadista, tranza y multimillonario y presidente de la todavía primera potencia económica y militar del mundo, y para mala suerte de México, apenas va comenzando su período de cuatro años, por lo que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo estará obligada a tratarlo de aquí hasta el 20 de enero del 2029.
No será fácil la relación entre ambos gobernantes, porque Trump lo único que tiene de previsible es que es impredecible, y que su comportamiento no difiere al del lobo de la fábula, porque adicionalmente es una especie de mezcla de Gabino Barrera y Valente Quintero, los protagonistas de sendos corridos.
Su última fracasada iniciativa de grabar con el cinco por ciento las remesas de quienes trabajan con documentos o indocumentados en Estados Unidos, en el caso de México, viola cláusulas de un tratado que ambas naciones tienen para evitar la doble tributación, como hubiera ocurrido si la Cámara de Representantes le hubiera aprobado su propuesta y la hubiese ratificado el Senado.
Sus aranceles violan igualmente cláusulas del TEC-MEC, pero lo hace por arbitrario, grosero y que no respeta compromisos firmados con participación del Congreso de su país, ni normas internacionales de comercio, abusando del poderío económico y militar de Estados Unidos.
La única posibilidad de que el problema representado por Donald Trump es el de que los grandes intereses corporativos de su país, los mismos que lo encumbraron y los llevaron a la presidencia, y que están siendo afectados mucho por las políticas económica y específicamente comerciales del hombre naranja, reaccionen y le quiten el poder que le dieron, lo cual no es descartable.