
*El apoyo de las autoridades de la CDMX evitó la saturación de nosocomios propios.
De la redacción
En la pandemia de Covid-19 la población de la entidad mexiquense asentada en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) y las autoridades estatales de salud contaron y fueron beneficiadas por el apoyo del gobierno de la Ciudad de México.
Abrieron las puertas de sus nosocomios para recibir a los contagiados por el virus, hasta llegar un momento en que los mexiquenses hospitalizados en el territorio estatal eran menos que los internados en la vecina entidad, de acuerdo con la información oficial de la Secretaría de Salud del Estado.
Esta ayuda evitó que la capacidad de camas generales y las dotadas con ventiladores para pacientes afectados por el Covid-19 fuera rebasada aquí. Y aún así hace unas dos semanas la capacidad instalada y ocupada superó el 70 por ciento,
Por la misma razón, el grave desmantelamiento del sistema estatal de salud en tiempos de Eruviel Ávila Villegas como gobernador, no corregido aún por su sucesor, Alfredo del Mazo Maza, fue ocultado.
Como se difundió en su momento en “El Espectador”, Ávila Villegas (ocupante ahora de una mansión de su propiedad en Las Lomas de Chapultepec, de la Ciudad de México) heredó a del Mazo Maza una deuda del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM) superior a los 10 mil millones de pesos.
No obstante, en su primer informe de actividades el actual mandatario mexiquense dio a conocer que encontró un abasto de medicamentos de apenas el 35 por ciento. Nadie sabe dónde quedaron los medicamentos que no se pagaron y representaron más de diez mil millones de pesos, además de las partidas específicas en los presupuestos anuales para la compra de fármacos.
Del Mazo Maza no ha vuelto a tocar el tema del adeudo, ni mucho menos ha dado a conocer las condiciones ruinosas de la infraestructura para atender la salud de la población abierta de la entidad; es decir, la que no cuenta con la protección del IMSS, ISSSTE, ni ISEMYM.
La pandemia del nuevo coronavirus desnudó la realidad, y si no hubiera sido por el sistema de salud de la Ciudad de México las autoridades mexiquenses no habrían podido evitar la sobresaturación de los hospitales para pacientes de Covid-19.
La mejor prueba de esta situación es que al cierre de esta edición de “El Espectador” los mexiquenses contagiados y hospitalizados en el territorio estatal sumaban mil 564, mientras los enfermos internados en nosocomios ubicados fuera del Estado llegaban a mil 615; es decir, eran más que los atendidos aquí.
Ninguna otra entidad federativa se encontraba en esta situación de tener más enfermos de Covid-19 en hospitales de fuera que los atendidos los propios, precisamente porque no había infraestructura suficiente y además el Estado de México tiene límites con la Ciudad de México. Por esta misma razón, cuando los mexiquenses muertos por el coronavirus llegaron a 4 mil 085, 25 por ciento había fallecido fuera del Estado.
EL SEMÁFORO SIGUE EN ROJO PARA EDOMEX
El gobierno estatal informó este viernes que el semáforo epidemiológico se mantendrá en rojo para el territorio mexiquense la semana del 29 de junio al 5 de julio. Lo anterior debido a que continúan en aumento los casos en la entidad pese a los constantes llamados de las autoridades para que la gente mantenga lo más posible las medidas de prevención de la Covid-19. En las zonas urbanas del estado, como en el Valle de Toluca, es notorio el relajamiento de las medidas como el uso de mascarilla o cubrebocas en la vía pública y el distanciamiento social, en algunos casos obligado por las decisiones de empresas como los bancos, que han reducido el número de empleados en las sucursales, propiciando la formación de largas filas a las afueras de sus instalaciones, donde la ‘sana distancia’ se complica ante la gran cantidad de usuarios; sobre todo, en los días de quincena.