*USA apoya gobiernos ilegítimos y hasta criminales, mientras sirvan a sus propósitos; después, los desecha.
De la Redacción
La imagen de Juan Orlando Hernández, expresidente de Honduras, capturado, esposado de pies y manos, para ser extraditado a Estados Unidos, como presunto culpable de delitos graves de corrupción y participación en el tráfico de drogas, es claro ejemplo de que ese país sigue aplicando su principio de que no tiene amigos, sino intereses.
En este sentido, usa a sus agentes y peones y, cuando ya no le sirven a sus intereses, los desecha. Hernández fue su peón en Centroamérica. Fue instrumento par el derrocamiento de Miguel Zelaya, quien había asumido un política exterior no subordinada a Estados Unidos. Quería reelegirse y modificó la Constitución hondureña, pero ese fue el pretexto para el golpe de Estado.
A Juan Orlando Hernández le permitieron la reelección, la alta corrupción, el fraude electoral y su presuntos vínculos con el narcotráfico. Todo eso le fue tolerado en su momento, como parte de su estrategia de geopolítica en la región.
No pudieron hacer ganar al candidato oficial de Hernández, quien fue derrotado en forma aplastante por Xiomara Castro, esposa de Zelaya. Y una vez derrotado el orlandismo, ahora sí pidió la extradición, porque ya no servía como peón de los intereses estadounidenses en la zona.