En los últimos días se ha hablado mucho de la posibilidad de un cambio de candidato presidencial del PRI. José Antonio Meade, por presuntamente no mostrar condiciones para ganar el cargo en disputa. Se menciona inclusive que su relevo podría ser Aurelio Nuño, coordinador general de la campaña electoral de aquél.
A partir de la renuncia de Miguel Ángel Osorio a la Secretaría de Gobernación en muchos medios informativos, incluidos “El Espectador” lo ubicó como potencial relevo en esa candidatura, lo cual no puede ser.
Quienes así opinan pasan por alto un detalle importante: la Constitución establece que no podrá ser candidato una persona que sea ministro de algún culto, ni militar en activo, ni los miembros de gabinete, los subsecretarios, los procurador general de la República, los gobernadores, el jefe de Gobierno de la CDMX, “a menos de que se separe de su puesto seis meses antes del día de la elección”.
En estas condiciones constitucionales, Miguel Ángel Osorio Chong está inhabilitado para ser candidato presidencial, porque renunció a la Secretaría de Gobernación el 10 de enero, y la elección será el primero de julio, por lo que no cumple con el requisito de dejar el puesto 6 meses antes.
En conversaciones con amigos politólogos me han contado que no fue casual la fecha de la renuncia de Osorio Chong, sino que respondió a un claro propósito de cancelarle cualquier posibilidad legal de ser relevo en la candidatura.
Especialista en temas políticos y de gobernancia, uno de mis amigos sostuvo que por eso cuando Osorio Chong acompañó a Meade a una gira preelectoral y fue presentado, no se le vio contento y mucho menos entusiasta.