*Se hace en los partidos de fútbol y en los programas de comentarios deportivos.
De la redacción
Las grandes empresas de apuestas parecen empeñadas en volvernos adictos a los juegos de azar. Gastan ríos de dinero en propaganda para inducir a los mexicanos a arriesgar y perder su dinero en apuestas.
Como dicen los que saben del tema, que las grandes organizaciones criminales vuelven adictos a las drogas a jóvenes mediante la entrega gratis inicial de sustancias tóxicas prohibidas. Ese mismo método utilizan las casas de apuesta.
Lo inexplicable es que lo hacen abiertamente, ante la indiferencia o desinterés de las autoridades, que permiten la embestida para que los mexicano nos volvamos en ludópatas; es decir, en apostador y perdedores impulsivos en juegos de azar.
La campaña ha tenido éxito contra la conveniencia social, pues hay información de que ya hasta amas de casa acuden a apostar en los sitios de esta materia en municipios mexiquenses como Naucalpan, Atizapan, Tlalnepantla, Toluca o Metepec, donde pierden hasta el gasto de la semana.
Casas de apuestas, a las cuales les otorgó permiso el panista Santiago Creel Miranda cuando fue secretario de Gobernación, entregan bonos a quienes por primera vez quieren apostar a los resultados de los partidos de futbol, box, béisbol, torneos de tenis o cualquier otro deporte.
Se trata de enganchar a los aficionados, para que se vuelvan adictos a las apuestas, y la propaganda, en la que destacan los casinos “Caliente” y “CODERE”, inducen a través de los cronistas deportivos a apostar.
Las autoridades federales responsables de vigilar el cumplimiento de la ley en esta materia, no se enteran de cuantoe ocurre y permite que en cadena nacional de televisión se impulse la afición a las apuestas.
Tampoco regulan los horarios para la difusión de este tipo de propaganda, que va dirigida a todos, pero que puede ser vista por jóvenes, adolescentes y niños, con todo el impacto negativo sobre su percepción de los juegos de azar.
A quienes por primera vez se animan a apostar, les entregan bonos de hasta mil pesos, para iniciarlos en una adicción que resulta perjudicial, ya que una vez convertidos en apostadores compulsivos, son capaces de perder hasta el salario en las apuestas.
Los poderosos intereses económicos y políticos (un adicto al juego de azar no es racional a la hora de apostar, ni contestatario) quieren convertir a los mexicanos en ludópatas, adicción con severas y adversas consecuencias personales, familiares y sociales, sin que esto preocupe a las autoridades federales dedicadas a vigilar las actividades de las casas de apuestas.
