*En el Oriente mexiquense hay más elementos que los que llevaron a Guanajuato a la violencia criminal.
De la redacción
El Estado de México ocupa el segundo lugar en muertes violentas intencionales, después de Guanajuato, y ese sitio en la materia se lo aporta tan sólo su Zona Oriente, habitada por 10 millones de mexiquenses, 4 millones más que la población total guanajuatense.
No hay otra entidad federativa, ni la Ciudad de México, con el mismo peso demográfico que esa región de la entidad, la cual concentra también grandes rezagos sociales, intensa actividad de narcomenudeo, consumo de drogas, desempleo y déficit institucional, mezcla riesgosa para mantener condiciones de paz y gobernabilidad.
Jorge Iván Frausto Leal, articulista de “El Espectador”, se refirió al tema, y subrayó lo grave que puede ser la inseguridad y la violencia homicida, si no se toman medidas para combatir y erradicar el narcomenudeo y atender los rezagos sociales y la falta de infraestructura suficiente para el desarrollo y los servicios básicos.
Recordó que Guanajuato, su entidad natal, “era un estado pacífico, tranquilo, sin violencia, muy seguro, pero todo se echó a perder con la aparición y crecimiento de la drogadicción, fomentada por la delincuencia organizada, y que creó un amplio mercado, y más con sus migrantes, ‘Norteños’, como les dicen”.
El problema no fue combatido a tiempo, y después hubo protección oficial al crimen organizado, cuyos grupos se disputan a sangre y fuego el mercado de las drogas, un mercado que vale cientos o miles de millones de pesos y se ramifica en diversas actividades criminales.
“No es casual que casi todos los jóvenes ejecutados sean narcomenudistas, que se cambian, o los obligan a cambiarse de bando criminal, o que buscaban dejar las drogas o salirse de la ‘maña’, o que no pagaron la mercancía [droga] que recibieron para vender, o todo junto”, subrayó Frausto Leal.
En una conferencia mañanera, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador expuso la realidad que ahora examinó Frausto Leal sobre esa entidad del Bajío mexicano, sumida en un espiral de violencia, que buscarán contener y revertir las nuevas autoridades federales, en un esfuerzo conjunto con el nuevo gobierno estatal.
“Guanajuato sería distinto si se hubiese actuado rápido y con eficacia contra el narcomenudeo y las adicciones, pero de eso debe sacar lecciones el gobierno mexiquense, y evitar que crezca y se vuelva incontrolable la violencia criminal y asesina, que generaron esos factores en mi querido Guanajuato”, alertó Frausto Leal.
La Zona Oriente del Estado de México tiene incluso un factor negativo que no tuvo Guanajuato: la falta de empleos en la región. En el Bajío había y hay fuentes de trabajo, aunque sean trabajos precarios que, aunados al consumo de drogas, explican los altos niveles de pobreza, marginación y violencia que sufre su población.
En este sentido, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo recordó hace poco que la ciudad de León, la de mayor población guanajuatense, a pesar de la importante actividad manufacturera, tiene la mayor población pobre entre todas las ciudades del país, lo cual confirmó el colaborador de este medio informativo.
Reiteró el entrevistado que “las autoridades mexiquenses deben resolver en forma integral los rezagos de la Zona Oriente, como la falta de servicios básicos, de planeación del desarrollo urbano, de desempleo, narcomenudeo, inseguridad pública, deficiente y caro transporte público, antes que sea demasiado tarde”.